Notas de lectura:

 

“Bordiga más allá del ‘mito’. El valor y los límites de una experiencia revolucionaria”

(«El programa comunista»; N° 51; Abril de 2015)

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La Tendencia Comunista Internacionalista, nombre que ha adoptado desde hace unos años el cenáculo internacional que gira en torno a Battaglia Comunista y de la Communist Workers Organization, ha publicado la traducción, en español y en diferentes lenguas, de un folleto aparecido en italiano a comienzos de los años 70, bajo el titulo: “Bordiga más allá del ‘mito. El valor y los límites de una experiencia revolucionaria”, y que lleva como nombre de autor Onorato Damen (1).

 Nacido en diciembre de 1893, Onorato Damen adhiere al Partido Socialista Italiano antes de la primera guerra mundial. Después de la guerra, formará parte de la oposición interna que confluye en la Fracción Comunista Abstencionista del PSI. En 1921, en Liorna, participa en la fundación del Partido Comunista de Italia. Entra a formar parte de su Comité Central Sindical, diputado en 1924, fue uno de los dirigentes de la oposición de izquierda en la nueva dirección gramsciana del partido. Hecho prisionero varias veces por las autoridades fascistas, liberado, como los otros políticos, en 1943, por el gobierno Badoglio después de la destitución de Mussolini (2), fue uno de los principales artífices en la constitución del Partido Comunista Internacionalista en el norte de Italia (el frente cortaba el país en dos).

Al final de la segunda guerra mundial, el PC Internacionalista logra unificarse con los militantes que se habían organizado en al sur de Italia. Bordiga mismo que formaba parte de esos militantes, no adhiere formalmente al nuevo partido, pero fue uno de los principales redactores de sus tesis programáticas. Nacido en la euforia del fin del régimen fascista, el PC Internacionalista que se veía en la línea del PC de Italia dirigido por la Izquierda, fue presa de una gran confusión. La sedimentación política consecutiva a la desaparición de las ilusiones sobre la apertura de un ciclo revolucionario y al trabajo de clarificación teórico-programática llevado por Bordiga y sus camaradas, produjo la escisión de 1951-52 entre una tendencia activista dirigida por Damen y otra de la cual nosotros nos reivindicamos.

De acuerdo al título del folleto, esperábamos un análisis crítico de las posiciones de nuestra corriente, aunque se presentaran como las del individuo Bordiga. Pero nada hay de esto; además de 5 cartas intercambiadas entre Bordiga y Damen, poco antes de la escisión, y 2 otros textos que datan de la crisis del PC Internacionalista, el folleto contiene varios artículos que critican puntualmente a nuestro partido, o a otros grupos como “Invariance” (cf p. 211), y, en anexo, documentos diversos tal como la famosa carta de Bordiga a Karl Korsch que definían, en 1926, la posición de la Izquierda Comunista de Italia con respecto a las proposiciones de los comunistas oposicionales alemanes de la época.

Este folleto de lo más heteróclito, parece tener por objetivo esencial valorar la persona de Damen, que su prologuista no vacila en presentar como “uno de los gigantes del movimiento obrero del siglo XX”... Pero, colocarse en el terreno de los individuos no hace más que acentuar cruelmente la incapacidad para hacer una critica, por poco profunda que esta sea.

Evidentemente que seríamos los últimos en negar las cualidades personales de Bordiga; pero estas cualidades no tienen sentido sino en la medida en que ellas le han permitido ser el portavoz y defensor más fiel y más coherente de las posiciones políticas impersonales, es decir, de clase, del marxismo. Es esta fidelidad y coherencia que nos importa y que toda crítica seria debería discutir. Al contrario, en el folleto prácticamente todo se resume a la personalidad de Bordiga, a su manía mental particular” (!), a un “hábito cerebral y a un ‘gusto’ intelectualista propio de aquel que sustituye una época de actividad de clase interrumpida con el empleo fácil de la técnica de la paradoja y un historicismo totalmente escolástico”, a tal punto que Damen pretende haber defendido “el pensamiento de Bordiga”, “el Bordiga de calidad”, “contra un cierto bordiguismo de logia masónica que ha empezado a supurar” (3) Luego del hundimiento de la Internacional Comunista en el estalinismo, Bordiga habría sido víctima de un “traumatismo psico-político” durante 40 años, y de un “complejo de inferioridad” que le habría impedido “adoptar una postura política de la que pudieran hacerle responsable” (4)...

Amadeo Bordiga había respondido a este género de discurso en la introducción del texto Para poner los puntos sobre las íes: “la tarea de poner en orden las tesis y de corregir las desviaciones que tienen lugar en todos lados, tarea que siempre hay que recomenzar donde menos se espera, necesita otra cosa más que el pequeño rato de un congreso o de un discurso. […] No es fácil hacer un inventario de los sitios donde ha hecho falta para colmar las vías de agua, obra juzgada evidentemente como poco gloriosa por aquellos que han nacido para ‘dejar su nombre en la historia’ con sus maneras estrepitosas y no para tapones” (5)

En realidad es la coherencia, incluso en el plano personal, de una batalla política y práctica lo que conducía a Bordiga a rechazar estampar su nombre, su autoridad “personal”, para atraer militantes o... electores, hasta el extremo de no adherir formalmente al nuevo partido que contaba mucho con participar en las elecciones.

Damen escribe que Bordiga jamás comprendió la dialéctica, a causa de su formación científica “que lo llevaba a ver el mundo y la vida desde un plano de desarrollo racional”, cuando el mundo “en buena parte obedece a impulsos irracionales” (6). Los marxistas están acostumbrados a vérselas frente a este tipo de razonamiento. ¿Cuántas veces el marxismo no ha sido acusado de ser incapaz de comprender la complejidad de la realidad que supuestamente escapa a todo determinismo? Con esto no queremos decir que Damen y Battaglia profesan abiertamente el indeterminismo, pero caen en el voluntarismo, pensando poder superar con él los limites objetivos de las situaciones.

 Por ejemplo, haciendo abstracción de las condiciones objetivas, aseguran que, en 1919, Bordiga y sus camaradas “tuvieron miedo” a constituir el partido y “a decir no a la política posibilista de la Internacional”, en lugar de actuar con la “determinación y el sentido de la oportunidad necesarios” (7),  y que igualmente estaban errados por considerar que, después de la segunda guerra mundial, el trabajo de clarificación política era prioritario.

En febrero ’52, el Comité Central del PC Internacionalista publicaba una declaración de reorganización de la actividad del partido después de la ruptura con los Damenistas; “El partido con todos sus órganos y adherentes se propone trabajar sobre la base de los resultados de las reuniones de trabajo que tuvieron lugar, en 1951, en Roma, Nápoles y Florencia, así como sobre la base del status-programa y de las plataformas políticas elaboradas y publicadas precedentemente. En lo que concierne más en particular a las tareas practicas y de acción en el difícil y hostil periodo actual para el movimiento obrero, la actividad del partido se funda en el texto presentado en Florencia, en diciembre de 1951, y difundido en su seno como Base para la organización 1952 […] Los puntos de ese texto establecen que, sin descartar ni olvidar ningún aspecto del conjunto de las tareas del Partido de clase, la preeminencia va hoy a la clarificación teórica, a la reconstrucción organizacional con el máximo desarrollo posible, al proselitismo y a la propaganda, con la convicción que la agitación jamás abandonada en el seno de las masas y con las masas podrá antes de mucho tiempo ampliarse y fortalecerse” (8). Remitimos el lector al artículo de Bordiga publicado en la misma época contra el activismo.

Damen y sus partidarios denunciaban y denuncian como “idealismo” una serie de posiciones defendidas por nuestra corriente, entre las más importantes: la invariancia del marxismo. No se trataba de una innovación de nuestra parte; en efecto, si la palabra misma no había sido utilizada, la noción de la necesidad de la defensa de la teoría contra todo ataque revisionista siempre ha sido fundamental para los marxistas; ella ha sido el corazón de la batalla de los bolcheviques por restaurar – y no completar, renovar o “enriquecer” – un marxismo no adulterado, arma vital de la lucha revolucionaria. Los Damenistas son incapaces de comprender que Lenin combatía a aquellos que, como los mencheviques, defendían el principio de la “libertad de crítica” en el partido con respecto a las posiciones teóricas y programáticas marxistas.

Estrechamente ligadas a esta cuestión están la distinción entre partido histórico y partido formal, o la concepción de la dictadura del proletariado. En este punto, los Damenistas retoman como suya la vieja oposición entre dictadura del proletariado en su conjunto y dictadura del solo partido. Lenin y Trotsky explicaron cientos de veces todo lo que esta divergencia contiene de falso: oponer el partido a la clase, es decir, oponer su vanguardia organizada al resto del proletariado, significa paralizar a este último. El partido es el órgano sin el cual la clase no puede, ni dirigirse en la lucha revolucionaria, ni ejercer su dictadura.

Otra acusación del folleto es la utilización por parte de Bordiga del concepto de industrialismo de Estado para definir la situación económica en Rusia a comienzos de los años cincuenta. Según Damen, el rechazo de Bordiga de hablar simplemente de capitalismo de Estado se explica por “un drama psico-político(9)  Sentirse herido por una derrota le ha pasado a más de un revolucionario; pero en el caso de Bordiga, este género de razonamiento no tiene nada de gracioso.

La significación del concepto era que una gran parte de la economía rusa se encontraba a un nivel bien inferior al de un capitalismo desarrollado; en los campos donde residía la mayor parte de la población, la institución de los koljóses había perpetuado la micro-explotación parcelaria. Rusia no era la vanguardia del desarrollo capitalista, como creían la mayor parte de aquellos que en la época hablaban de capitalismo de Estado, pero, a un nivel atrasado respecto al Occidente burgués.

Hemos visto que para Damen, hay un Bordiga malo – el de después de la segunda guerra mundial – y un Bordiga bueno – el de la preparación, constitución y dirección del Partido Comunista de Italia. Sin embargo hemos visto que el “buen” Bordiga habría cometido un error que, en caso de ser cierto, seria imperdonable: el de no haber constituido el partido en 1919 (como si ello dependía de la decisión del Grande Hombre). Bordiga se habría equivocado igualmente, dando demasiada importancia al abstencionismo (hay que decir que los Damenistas se hicieron promotores de la participación electoral dentro del PC Internacionalista. Además, la fundación del Partido Comunista de Italia se habría hecho sobre la base de un “compromiso” establecido luego de la reunión de Imola (cuando se constituyó la Fracción Comunista con vistas a la fundación del partido durante el Congreso del PSI en Liorna) que era una “anticipación concreta del ‘bloque histórico’ gramsciano”; “lo que faltaba en 1921 era una plataforma como centro eficaz de polarización, como fue el caso de Iskra durante los años 1890-1900” (10).

Por consiguiente, el programa del partido adoptado en Liorna es abiertamente descalificado; así como las diferentes tesis publicadas tanto antes de la fundación del P.C. de I. (Tesis de la Fracción Abstencionista), como después (v.g. Tesis de Roma) son silenciadas. En su lugar, para definir la continuidad que reivindica Battaglia, son citados los diversos Congresos: testigos de la persistencia del prurito democrático para quien lo más importante es la discusión en sí misma...

Cuando además se lee en otro artículo que “es necesario repasar de manera crítica las posturas que adoptó la izquierda italiana incluso durante la Primera Guerra Mundial” (11), se puede concluir con todo derecho que lo que sí releva de mito, es la pretensión de la corriente Damenista de ser un representante (e incluso el único verdadero) de la Izquierda Comunista de Italia!

Para terminar, a aquellos que no obstante pudieran inquietarse del “mito”, dedicamos las siguientes frases escritas por Bordiga:

Nuestra revolución surgirá cuando dejemos de hincarnos de rodilla delante de individuos, en una actitud sobre todo de cobardía y de confusión. El instrumento de su fuerza será el partido perfectamente homogéneo en su doctrina, organización y combate; un partido a quien poco importará el nombre y mérito individuales y que negará al individuo particular la consciencia, voluntad, iniciativa, el mérito o la culpa, para resumir todo en su unidad neta y bien definida (12).

Ciertamente no son los Damenistas quienes podrán ayudar a la constitución de este tipo de partido...

 


 

(1) Ediciones Prometeo, Milán, abril de 2011, reimpreso en enero de 2012 y traducido al español en noviembre de 2013.

(2) El gobierno del mariscal Badoglio había decidido la disolución del partido fascista, la supresión de las leyes más represivas y la detención de Mussolini, pero reprimió en forma sangrienta las manifestaciones antifascistas que estallarán entonces (con un saldo de 80 muertos). El nuevo gobierno preparaba un vuelco en las alianzas, a pesar de haber asegurado a los alemanes que continuaría con ellos la guerra, . Luego de varias semanas, los alemanes enviarán tropas hacia Italia para mantener el frente y liberarán a Mussolini que había tomado la jefatura de un gobierno fascista instalado en Salo, al norte del país.

(3) cf. Opus cit. p. 172 de la versión en lengua castellana que tomaremos para esta traducción del libro en cuestión.

(4) Ibídem, p. 69-70.

(5) cf  “Repercusión de la escisión de 1952 en el Partido Comunista Internacionalista”, Programme Communiste n° 93 - El Programa Comunista, n° 43, diciembre de 1995, p. 30.

(6) Ibíd., p. 34. La acusación de no comprender la dialéctica se lanzaba ya regularmente contra Bordiga en la Internacional por los promotores de los giros tácticos “audaces” en violación de los principios marxistas. Por ejemplo, Ercoli (seudónimo de Togliatti, el futuro jefe del PC Italiano estalinista), escribe en “Las bases idealistas del bordiguismo” (L’Internationale Communiste n° 10, avril 1926), que el error fundamental de Bordiga era su incomprensión de la dialéctica marxista, es decir, se limita “a razonamientos abstractos completamente ajenos al espíritu del marxismo”. Por su parte, Damen, en respuesta a un comentador que estima que su posición va “más allá de las diversas interpretaciones” del marxismo tradicional, escribe un enrevesado artículo que se termina por la denuncia de una manera de ver las cosas (por parte de Bordiga) que no tiene más que un barniz exterior de marxismo “bajo la cual se camufla la incapacidad de seguir la compleja dinámica de la clase obrera (...) en su proceso de formación de su propia consciencia” (cf p. 207)

(7) Ibíd. p.p. 271-277. Damen escribe también, (pp. 68-69), que Bordiga no había comprendido que había que constituir el partido durante el Congreso de Bolonia; pero, igualmente encontramos otro artículo en el mismo folleto, donde este dice que Bordiga había comprendido muy bien que la constitución del partido era en aquel entonces objetivamente imposible (p. 226). Comprenda quien pueda...

(8) cf Battaglia Comunista n° 5, 6-20/3/1952. Las “Bases para la organización” son las Tesis características del partido (1951).

(9) Ibíd. p. 69. En un artículo que data de 1953, Damen no vacila en afirmar que “Bordiga nunca dejó de considerar a Rusia como una realidad económica en la que predominaba su carácter socialista” (p. 22, op. cit.)!

Si quisiéramos demostrar la absurdidad de esta afirmación, basta con citar un artículo del primer número de la revista teórica del PC Internacionalista en que “Alfa” (Bordiga) escribe: “En conclusión, la definición de la economía rusa actual, no es la del socialismo, sino de un vasto y potente capitalismo de Estado, con una distribución de tipo privado y mercantil, limitada por controles en todas las esferas del aparato burocrático central” (“La Russie soviétique de la révolution à nos jours”, Prometeo n°1, julio de 1946).

En la reunión de Nápoles (1/9/51), Amadeo [Bordiga], recordando el tema que en forma más detallada había expuesto en la reunión precedente (Roma, 1/4/51) declara: “Onorato [Damen] ha hecho dos críticas que, como lo demuestra la ulterior correspondencia, son pertinentes. La primera crítica: Onorato consideraba que (...) la declaración según la cual en Rusia ‘la economía tiende al capitalismo’ era insuficiente”. Bordiga, llamando a observar “la más grande prudencia” en el análisis de la economía rusa en vista de la ausencia de material, continuaba “Es cierto que la crítica de Onorato sobre el ‘tiende al socialismo’ es justa pero hay que precisar a partir de dónde ella tiende” Y luego de haber dicho que la NEP (“nueva política económica”) introducida por los bolcheviques “en una economía general donde existían formas de producción nómada, patriarcal, feudal, burguesa y de pequeños núcleos de economía socialista”, era capitalismo (“no podía ser de otra manera, puesto que a partir del momento en que el salario es pagado en moneda y que con esta moneda se compran alimentos, estamos en capitalismo”, continuaba “todo el vasto campo de la economía rusa pre-capitalista, asiática, feudal, tiende fuertemente al capitalismo, y esta tendencia es positiva y, a su vez, es premisa de la revolución mundial” (Boletín interno n°1, 10/9/52). Fue necesario todo el trabajo posterior sobre la estructura económica y social de Rusia para clarificar definitivamente la cuestión : el “carácter socialista” en Rusia había sido esencialmente político (el poder proletario antes de la contrarrevolución estalinista), mientras que la realidad económica rusa en su conjunto en ningún momento superó el estadio capitalista.

(10) Ibid. p. 242  El P.C. de I. no se fundó solo alrededor de la Fracción Comunista Abstencionista; en Imola se produjo la adhesión de otras corrientes, sobre todo la de Gramsci (Ordine Nuovo), para formar la Fracción Comunista. Durante los dos años siguientes, Gramsci y sus camaradas actuarán en perfecta sintonía con la Izquierda. No es sino después de haber sido nombrado a la dirección del partido por la Internacional, para reemplazar a los dirigentes de la Izquierda arrestados por los fascistas que, conforme a la política decidida en Moscú, Gramsci orientará la organización en otra dirección, la de la lucha por una “fase de transición democrática”; es decir, un bloque con los burgueses antifascistas. Este cambio de orientación implicaba evidentemente una lucha a fondo contra “la táctica política extremadamente sectaria del extremismo bordiguista” (según las palabras de Gramsci en el Comité Central de mayo de 1925). Pretender que este cambio se encontraba en fermento en Imola es burlarse del mundo, o más bien de la Izquierda comunista de Italia. (cf  “La naissance du PC d’Italie”, Programme Communiste n° 94)

(11) Ibíd. p. 255.

(12) cf “Le Battilochio dans l’histoire” ( Fil du Temps de1953), Le Prolétaire n°477.

 

 

Partido comunista internacional

www.pcint.org

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