El asesinato de Khashoggi y los crímenes del imperialismo

 

(«El proletario»; N° 17; Enero - Febrero - Marzo de 2019 )

 

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El caso Khashoggi, el periodista saudí, que antes de ser asesinado fue torturado salvajemente por un comando venido expresamente [de Ryad] al consulado de Arabia Saudí en Turquía, ha sido durante varias semanas el motivo principal en todos los titulares de la prensa mundial. Los periodistas y comentaristas abundaron sobre el salvajismo saudí (con artículos y opiniones a veces cargados de sobreentendidos racistas). Si hubo salvajismo, lo hubo.

Pero este salvajismo pertenece a la clase dominante de ese país, tanto que no pudo seguir ocultando la verdadera cara del príncipe Mohammed Ben Salman (llamado MBS), que hasta el mes pasado era presentado por los medias occidentales como un demócrata esclarecido luego de adoptar algunas medidas, como la apertura de salas de cine (para que la juventud dorada pueda ver las películas pasadas por el tamiz de la censura), y la licencia de conducir para las mujeres (destinada a las burguesas).

Sin embargo, desde el acceso de MBS a las riendas del poder, la desaparición o decapitación de sus opositores sigue siendo la regla, lo mismo que la detención de demócratas burgueses, hombres o mujeres.

Ahora, esta atrocidad ha sido apoyada y mantenida por los imperialistas [de allí el sentimiento criminal de impunidad que ostentan los príncipes saudíes]. Donald Trump se vio obligado a condenar el asesinato de Khashoggi: este último que, antes de oponerse a MBS guardaba fidelidad a la corte saudí (1), era cronista del Washington Post, el cotidiano más influyente de la capital norteamericana, además de mantener contactos regulares con los responsables encargados de los asuntos de Medio Oriente.

Sin embargo Trump no vaciló en declarar públicamente que lo más importante en esta historia eran los 100 mil millones de dólares en contratos de armamento que esperaba firmar con Ryad. ¡Tantos dólares valen muy bien el descuartizamiento de un importuno!

Antes de echar marcha atrás, había juzgado «creíbles» las increíbles explicaciones de las autoridades saudíes quienes terminan por admitir la muerte de Khashoggi, debido a una reyerta que terminó mal.

La reacción de Francia fue peor todavía: antes que los británicos y otros condenaran el crimen, no pronunció la menor crítica ni siquiera el menor comentario, pero quien calla, otorga.

Aquí también la venta de armas es primordial; aunque en relación a Estados Unidos (61% de las compras de armas saudíes) y a Gran Bretaña (23%), las ventas francesas directas no son sustanciales; pero si se cuentan los financiamientos saudíes a Francia para Egipto y el Líbano, las mismas se calculan en miles de millones. De más está decir que Macron deberá viajar a Arabia Saudí a fin de año para concluir nuevos contratos. ¡Ni hablar pues de poner en peligro los beneficios de los industriales franceses del armamento! Ni pensar en aceptar la proposición, por demás hipócrita, de Alemania que pide a todos los países europeos congelar nuevos contratos de armamento con Ryad (¡Merkel afirmó que no se trataba de retirar los contratos que ya han sido firmados!). En cuanto al gobierno español del socialista Sánchez, éste ha confirmado hace poco la venta de bombas a Arabia Saudí, mientras que el primer ministro canadiense acaba de declarar que sería muy «dificil» poner fin al contrato de venta de blindados a éste país...

En abril de este año, el portavoz del gobierno francés defendía sus ventas a Arabia Saudí: «Hay un claro interés por la industria francesa (…) Es un elemento importante de nuestra diplomacia para restaurar la influencia de Francia en ciertas zonas del mundo. Nuestra industria necesita también entrar en esos mercados» (2). Esto es lo que antaño se llamaba la diplomacia de las cañoneras...

Esta diplomacia se ejerció de manera brillante en el apoyo a la guerra sucia de Arabia Saudí y sus aliados en Yemen – guerra dificil que dure sin el apoyo americano, inglés y francés. Por otra parte, bajo el gobierno de Hollande, Francia fue el primer país en sostener al gobierno saudí, mientras que los Estados Unidos se lo pensaban... El imperialismo francés no ha titubeado en intervenir directamente en este conflicto mediante vuelos de reconocimiento o incluso reemplazando a la flota saudí en el bloqueo del país, mientras que esta se desmovilizaba con el fin de realizar tareas de mantenimiento (3)!

El imperialismo americano, pero también francés y británico, son pues directamente cómplices de los ataques contra los civiles yemenitas, contra los hospitales y las infraestructuras básicas, de los bombardeos de autobuses escolares, todo reivindicado cínicamente por el ejército saudí, además de la hambruna que causa estragos por culpa del bloqueo; según las cifras de la ONU, 8 millones de personas están infectadas de cólera, etc. Las ONG más ponderadas (Amnesty International, HRW, etc) habían pedido respetuosamente a Macron de hacer presión sobre MBS para que el ejército saudí deje de bombardear a los civiles y permita hacer llegar la ayuda humanitaria. ¡Esto sería risible, si la situación no fuera tan trágica!

Desde siempre la monarquía saudí ha sido un vasallo del imperialismo, primero británico, el cual había instalado a la familia Saud a la cabeza de ese país (¡dando incluso su nombre!), y después norteamericano. El desarrollo capitalista no ha modificado de manera fundamental esta situación, aun cuando su inmensa riqueza petrolera le ha dado un margen de maniobra innegable. El imperialismo es por lo tanto culpable de los crímenes que comete la clase dominante saudí. Nadie puede dudar que MBS mandó a matar a Khashoggi. Pero los patrocinadores de la muerte de los yemenitas y de la opresión del pueblo saudí se encuentran en Washington, París y Londres – y seguirán allí, no importa si MBS es eliminado finalmente.

Son ellos los más peligrosos, es a ellos que hay que denunciar, más aún si se disfrazan con declaraciones hipócritas, es a ellos que hay que combatir!

 

24/10/2018

 


 

(1) Yamal Khashoggi fue el hombre de confianza del príncipe Turki Al-Faisal, embajador de Arabia Saudí en Washington durante varios años – puesto clave para las relaciones entre ambos paises – y antes fue jefe de los servicios secretos del Reino. Pero éste caerá en desgracia a la llegada al poder de MBS.

(2) Cfr. https://bfmbusiness.bfmtv.com/entreprise/les-ventes-d-armes-ont-un-interet-clair-pour-la-france-assure-griveaux-1415420.html

(3) Cfr: «L’impérialisme français sème la mort au Yémen», Le Prolétaire n°527      

 

 

Partido comunista internacional

www.pcint.org

 

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