Trotskistas argentinos y deuda

( Suplemento Venezuela  N° 19 de «El programa comunista» N° 50 ; Diciembre de 2014 )

 

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La deuda “soberana” (o “pública”) de Argentina ha vuelto a la escena económica este invierno, después que dos fondos (NML Capital y Aurelius Capital Management) habían obtenido de la parte de un juez estadounidense que el Estado argentino les pague la totalidad de la parte de la deuda que ellos detentaban, es decir mil trescientos millones de dólares. Podemos darnos cuenta de la enormidad de beneficios esperados cuando se sabe que estos fondos llamados justamente “buitres” habían comprado hace algunos años títulos de esta deuda por pocas decenas de millones de dólares. Luego de la crisis de 2001, en efecto, Argentina se encontraba en aprietos para honorar su deuda externa. En 2013, luego de largas negociaciones que durarán varios años, el país había concluido acuerdos para arreglar su deuda con un descuento de alrededor de 70% con la mayoría de sus acreedores, muy contentos de cobrar algo finalmente, a excepcion de un puñado de fondos buitres. Gracias a estos acuerdos Argentina pudo llevar el porcentaje de su deuda con respecto a su PIB, de 130% en 2000 a cerca de 47% en 2013, además de mantener cerca de la mitad de esta en manos de organizaciones o sociedades estatales argentinas. Pero, si el Estado argentino decidía respetar la sentencia del juez norteamericano, sus otros acreedores se habrían basado en ello para exigir ellos también el pago total de los títulos de la deuda que poseían. La factura habría ascendido entonces a decenas de miles de millones de dólares y la Argentina se hubiese encontrado en una situación similar a la de 2001, y en momentos en que entra en recesión, sufriendo además de un déficit presupuestario y comercial. En una situación de crisis económica, de aumento de las tensiones sociales y donde las luchas obreras vuelven a cobrar auge, ¿cuál es la actitud de la principal corriente que se afirma como “revolucionaria” en Argentina, los trotskistas divididos en numerosas organizaciones?

 

Triunfo electoral

 

Recientemente vienen de establecer un real e importante triunfo electoral. El Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) ha ganado tres diputados y obtenido más de un millón de votos en las elecciones de octubre de 2013. En las provincias de Salta, Mendoza y Neuquén, el FIT logra 19%, 14% y 10% de los sufragios respectivamente. En Buenos Aires consigue 500.000 votos.

El FIT argentino es un frente electoral que reúne las principales corrientes de la extrema izquierda trotskista: el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), el Partido Obrero, la Izquierda Socialista (Unión Internacional de los Trabajadores), y otros grupos más pequeños como el Partido Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU).

El FIT se pretende anti-capitalista. Su declaración programática afirma que “se constituye en defensa de la independencia política de los trabajadores contra los distintos bloques capitalistas que expresan el gobierno, sus opositores patronales y las diferentes variantes de la centro-izquierda. Lo hace en base a un planteo obrero y socialista, de independencia de clase, levantando un programa para impulsar la movilización de los trabajadores y sectores explotados contra el gobierno y las patronales. El Frente de Izquierda se presenta como una referencia política para quienes luchan por la independencia de los sindicatos y la expulsión de la burocracia sindical y sus patotas, y por la independencia de todo movimiento popular del capital y su Estado (C.f.: http://www.pts.org.ar/Declaracion-programatica-del-Frente-de-Izquierda-y-de-los-Trabajadores).

En unas declaraciones al periódico trotskista francés “L’Anticapitaliste” (Cf. “En Argentina, la izquierda anti-capitalista y socialista comienza a perfilarse como una alternativa real, titulo original en francés”), un dirigente argentino del PTS presentaba su programa como “una combinación de reivindicaciones inmediatas, sociales y democráticas, con reivindicaciones transitorias, ligadas a la perspectiva estratégica de un gobierno de los trabajadores” , 6 de febrero de 2014).

Los ejes principales de este programa son: salario mínimo igual al costo de la canasta familiar indexado periódicamente según el aumento real del costo de vida. Eliminación del IVA de la canasta familiar. […] Reparto de las horas de trabajo con igual salario para terminar con la desocupación […] Prohibición de despidos y suspensiones […] Basta de tercerización. Todos a planta permanente con vigencia del convenio más favorable [...] Nacionalización bajo control de los trabajadores y de los usuarios de la energía y el transporte, sin indemnización de su dueños (Repsol, Edenor, Edesur, Cirigliano, Metrovías y otros) […] Por la apertura de los libros de contabilidad, y que sea el control obrero y popular quien fije los precios en el monopolio de los alimentos y el comercio.

Encontramos aquí un concentrado de las clásicas elucubraciones trotskistas agravadas de interclasismo: Nacionalización sin indemnización y bajo administración y control de trabajadores, de la banca y el comercio exterior, el petróleo, la minería, pesca y la gran industria […] Reestatización de todas las privatizadas bajo control de trabajadores y usuarios. (c.f: http://www.pts.org.ar/Declaracion-programatica-del-Frente-de-Izquierda-y-de-los-Trabajadores ), es decir, reivindicaciones de defensa del capitalismo nacional contra sus competidores extranjeros.

En cuanto al “gobierno de los trabajadores”, la más total nebulosa reina al respecto. El FIT se cuida de decir que un verdadero gobierno de los trabajadores no puede nacer sino de la revolución; como buenos reformistas y electoralistas afirman que este puede llegar a concretarse por medio de la lucha electoral: “La lucha electoral del FIT está para organizar y elevar a los trabajadores a la lucha por su propio gobierno” (2 de mayo de 2011) Pero la lucha proletaria por el poder no pasa por elecciones! Lo que reina en la cabeza del FIT, no es la toma revolucionaria del poder – que tampoco está a la orden del día en Argentina – sino de un gobierno de izquierda en el cuadro del Estado burgués, dando la ilusión de que un gobierno de estas características podría satisfacer las reivindicaciones de los trabajadores. Eterna mentira del reformismo...

 

El centro de la propaganda trotskista es el rechazo a pagar la deuda

 

El PTS reivindica este rechazo en el cuadro bien democrático de un “referéndum popular para que sea el pueblo quien decida” y en nombre de “un programa integro de soberanía nacional contra el imperialismo” (cf: “Le PTS décide de sortir un quotidien et désigne par vote des pré-candidats aux élections présidentielles”, ccr4.org, 26 juin 2014). “Nuestro objetivo es desarrollar una gran movilización anti-imperialista, demostrar una vez más que la burguesía nacional es incapaz de orientar un enfrentamiento consecuente contra la sumisión al imperialismo” (Informe de Ch. Castillo al Congreso del PTS, 26 de junio de 2014).

 Dignos herederos de Stalin, ¿querrían nuestros trotskistas, como el “padrecito de los pueblos”, “realzar la bandera nacional que la burguesía ha dejado caer en el pantano”? En todo caso, buscan paliar la incapacidad de esta para defender el interés nacional (que no es sino el interés del capital): “Y esto es lo que niega la burguesía: tomar el camino de la auto-defensa nacional” (ibidem)!!!

Para Izquierda Socialista, no pagar la deuda permitiría “contar con millones de dólares para pagar la deuda social hacia nuestro pueblo” y esta reivindicación de no pago podría lograrse en el cuadro de un “frente de países latinoamericanos endeudados” y de un “movimiento nacional formado por […] sindicatos del movimiento obrero, estudiantil y de derechos del hombre, parlamentarios y personalidades anti-imperialistas”! (c.f: “Por un movimiento nacional contra el pago de la deuda” (L’Internationaliste, julio-agosto de 2014).

 Preconizar objetivos íntegramente burgueses como lo es un frente de Estados capitalistas y la lucha por la “soberanía nacional” por supuesto que sería imposible si nos situamos sobre posiciones auténticamente de clase y anti-capitalistas; ¡es pues natural que esta corriente morenista particular llame a la formación de un movimiento interclasista nacional!

Pero el nacionalismo todavía más exacerbado y repugnante lo vemos en el PSTU, un pequeño grupo, sección argentina de la LIT (Liga Internacional de los Trabajadores) morenista, y que forma parte del FIT. El PSTU recuerda su total adhesión a la Guerra de las Malvinas en 1982 y cita con orgullo su prosa chovinista de la época con una grandilocuencia belicista delirante de estilo “Moriremos por la nación argentina” o “¡Nada de “movilizaciones derrotistas!” […] “Continuar la guerra, por todos los medios, y sin limites”; y, esto en el más puro estilo chovino de los renegados del socialismo de 1914, justamente fustigados por Lenin y Liebknecht quienes de cara a estos traidores proclamaban que ¡nuestro enemigo está en nuestro país!

El PSTU hace pues hoy campaña por “el retorno a la soberanía de los argentinos sobre las Malvinas” y por “la Segunda independencia, definitiva, de nuestros países” de América Latina.

Estos trotskistas entonces van y lloriquean en las faldas de la presidente argentina para exigirle “que cese los discursos y tome medidas concretas, reales, en contra de los intereses del imperialismo inglés”  y que “expropie a las corporaciones inglesas en la Argentina, que confisque sus bancos y no pague ni un peso de la fraudulenta deuda a los piratas!” (“El kirchnerismo somete al país a la justicia yanqui”, www.pstu.com.ar)...

Las corrientes trotskistas que no participan en el FIT comparten lo esencial de estas orientaciones políticas.

El MST pone también el acento en el no pago de la deuda para financiar inversiones en el gasto social (“Plata para trabajo, salud y educación; ni un peso para la deuda”, Alternativa Socialista, 10 de julio de 2014). Este MST participa en “una alianza sobre bases anti-imperialistas y anti-liberales” con “aquellas y aquellos que han decidido romper por la izquierda con el kirchnerismo, sin llamarse anti-capitalistas o revolucionarios (“Argentine: une alliance anti-impérialiste et antilibérale pour reprendre l’offensive”, Tout est à nous!, 18 abril de 2013), es decir un cártel electoral con fuerzas abiertamente burguesas tales como los peronistas de izquierda.

No es sorprendente que su programa sea 100% burgués, tal como la recuperación de los recursos naturales, el desarrollo de la industria, control del comercio exterior, defensa de una moneda nacional fuerte y “construcción de un Estado soberano y democrático” (“Le score de Pino Solanas et du MST aux élections à Buenos Aires ou comment faire tout un cinéma”, ccr4.org, 24 juillet 2011).

La construcción de un Estado burgués, en un país ya capitalista desde hace más de un siglo, esta es la última y asombrosa novedad de los trotskistas!

El nuevo MAS  reivindica también el rechazo a pagar la deuda como parte de sus consignas centrales. Este se limita a reprochar al FIT de proponer un referéndum en lugar de una movilización en la calle (Socialismo o Barbarie, suplemento del 26 junio de 2014)

 

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En ningún momento, las múltiples variantes del trotskismo argentino se colocan en el terreno de clase. La revolución, el derrocamiento del capitalismo, la destrucción del Estado burgués y la dictadura del proletariado son objetivos totalmente extraños a sus posiciones.

Su defensa común de la economía nacional en nombre del “anti-imperialismo” y la voluntad de fundar un capitalismo más “social” hacen de estas corrientes fuerzas anticomunistas que inevitablemente se opondrán al derrumbe del capitalismo y a la destrucción del Estado burgués.

Hoy ya son callejones sin salida para los militantes y proletarios de vanguardia que buscan posiciones auténticamente marxistas y constituyen un obstáculo más en la vía de la constitución del partido de clase.

Es la explotación capitalista, y no el endeudamiento del Estado burgués, lo que los proletarios deben combatir. Y, con la crisis económica esta explotación se acrecienta, ya que todas las burguesías están obligadas a restaurar sus tasas de ganancias. La crisis actual es una crisis de superproducción, y en la que la crisis de la deuda no es más que una de sus consecuencias.

Que la burguesía pague su deuda o no, que obtenga o no una moratoria, que introduzca una auditoría ante las instancias internacionales, ello no cambiara para nada la situación de los proletarios, a quienes siempre se les saca el jugo para asegurar los beneficios de los capitalistas en Argentina (nacionales o extranjeros) y ayudar al restablecimiento financiero del Estado.

El pago de la deuda del Estado significa que una parte de los beneficios usurpados a los proletarios va a los capitalistas financieros, nacionales o extranjeros, a quien el Estado ha prestado, en lugar de quedarse en las arcas del Banco Central. La repartición entre diferentes bandidos capitalistas, producto de la extorsión al Estado, es la ultima de las preocupaciones para los proletarios.

Sin embargo la burguesía y el Estado tratarán de hacerles pagar mediante la explotación y la inflación la parte que ellos están obligados a devolver a los capitalistas extranjeros, y a los pequeños burgueses que serán golpeados por los inevitables aumentos de los impuestos y tasas con el fin de equilibrar las cuentas del Estado.

Es por esta razón que las capas pequeño-burguesas, naturalmente impregnadas hasta la médula de nacionalismo y que no buscan en absoluto golpear de manera alguna los fundamentos del sistema capitalista, ponen en primer plano la cuestión del endeudamiento estatal, soñando con un capitalismo equitable y democrático, un Estado justo e imparcial. De su parte, los proletarios no tienen sino una sola respuesta: ¡la lucha de clase contra los capitalistas y su Estado!

Es solo rompiendo con las orientaciones reformistas pequeño-burguesas y los partidos que las difunden, comenzando por los trotskistas; rompiendo con la colaboración de clases, con la que solo se justifica la defensa de la soberanía nacional o de la democracia, y no es sino tomando la vía de la lucha de clase que los proletarios podrán constituirse en una fuerza revolucionaria capaz no solo de resistir a los ataques del capitalismo, nacional e internacional,  sino – en alianza con sus hermanos de clase del mundo entero –, de pasar al ataque y derrocarlo para siempre.

 

 

Partido comunista internacional

www.pcint.org

 

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