Colombia y Venezuela, países civilizados...

( Suplemento Venezuela  N° 20 de «El programa comunista» N° 51 ; Diciembre de 2015 )

 

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Las rivalidades entre países fronterizos son detestables, pero necesarias al sistema capitalista de cada país:. Se trata de “dividir para vencer”.

 

Desde el mes de septiembre de 2015, cuando la Administración Maduro empezó a tomar medidas contra el contrabando y la especulación, sobre todo en la frontera con Colombia, las llamadas redes sociales comenzaron a llenarse de comentarios xenófobos y racistas de parte y parte. Lo cierto es que mientras más divisiones en el campo de los explotados existan o se inventen, más tranquilos y seguros se sienten los empresarios capitalistas, ya sean colombianos, ya sean venezolanos! A este ensordecedor toma y dame de la “opinión pública” de “quién es mejor”, de quién ostenta las mejores estadísticas, de quién tiene más cojones, de que Maduro es un burro, que Santos es un idiota, que los guyaneses son unos insolentes y desagradecidos, que los venezolanos son unos atrasados mentales por elegir a un “burro” de presidente, y pare Ud de contar!

Del lado colombiano se destaca la opinión que Venezuela es un territorio lleno de delincuentes y criminales, cosa que, hasta cierto punto es cierta... Del lado venezolano la opinión que prevalece en los sectores gubernamentales y en los medias oficiales es que “si las cosas están tan chéveres en Colombia, por qué se vienen tantos colombianos a Venezuela” —12, 5 diarios, con más de 5 millones establecidos, nacionalizados o no.

Esa famosa “opinión publica” o masa anónima indiferenciada es, en general, la expresión de las capas medias y altas de cada país. Nada tiene que ver, pues, con las ingratitudes y sufrimientos que cada inmigrante debe pasar en cada país al que va a trabajar y vivir.

De Colombia, por ejemplo, las crónicas que relata Salcedo Ramos en “La eterna parranda” (1) dan cuenta de un país sumido en el horror y las masacres; en el exquisito uso de las motosierras para seccionar miembros, sin la debida y civilizada anestesia y demás servicios sanitarios; en la noble utilización del martillo para aplastar cabezas, sin hacer demasiado ruido que pudiera alterar la tranquilidad y la paz de los lugareños; en la robusta utilización de la soga para dejar en los arboles esas «extrañas frutas» que cantaba Billie Hollyday; en la bella manipulación de estacas que utilizan los campesinos para ensartar las hojas de tabaco, clavando vaginas de mujeres presuntas amantes de guerrilleros; en la alegre utilización de la danza de la cumbiamba para que las mujeres adultas bailen desnudas al son de tambores y gaitas, etc., etc., etc.

Todas estas escenas horrendas que un Estado Islámico bien puede envidiar, han sido copiadas, importadas, trasladadas al ámbito de las grandes ciudades venezolanas. Queda decir que no hay que hacerse los «paisas», ni de un lado, ni del otro lado de la frontera. No tenemos cifras convincentes en cuanto al flujo turístico, pero es imposible que el país petrolero pueda aparecer en los paquetes de las agencias turísticas de Roma, Londres, París.Venezuela y Colombia sufren horrores y situaciones que superan su propio “realismo mágico” definido como un “entorno realista y detallado que se ve invadido por algo tan extraño que resulta increíble” (2).

Pero más allá de cualquier comparación estética o moral, está la realidad de la violencia y el horror social que ha permanecido congelada en el tiempo, pero siempre funcional e inherente al sistema capitalista, planta que se aclimata en cualquier latitud y que se adapta a cualquier cultura, por muy vernácula que esta sea.

 


 

(1) http://fr.scribd.com/doc/76922814/La-Eterna-Parranda-de-Diomedes-Alberto-Salcedo-Ramos#scribd

(2) Frase tomada de la famosa tele-serie americana “Narcos”...

 

 

Partido comunista internacional

www.pcint.org

 

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