El Comunista


Archivos del periódico «El Comunista»

Índice y artículos

Número 1 (1974) a 57 (1983)

Periódico del partido comunista internacional

 

 


Presentación

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El primer número de «El Comunista» nace en mayo de 1974, en ocasión al primero de mayo, como suplemento de la revista «el programa comunista» que en ese mismo periodo publica el n. 14. Desde hacía dos años el partido publicaba regularmente su revista teórica, teniendo por finalidad la de difundir el marxismo y, en particular, las posiciones sostenida desde 1912 de la Izquierda comunista de Italia que se revelo ser la única corriente marxista con capacidad para contrastar las desviaciones oportunistas de los partidos comunistas adherentes a la Internacional Comunista y de la Internacional Comunista misma desde sus primerísimos síntomas, prosiguiendo las batallas en defensa del marxismo y de la implantación original de la misma Internacional Comunista contra toda su desbandada y contra el estalinismo, el cual representó trágicamente la profunda derrota de la revolución bolchevique en Rusia, de la Internacional Comunista y del movimiento proletario mundial.

La tarea de restaurar la doctrina marxista y el órgano revolucionario por excelencia – el partido de clase – solo podía ser asumido por la corriente política que históricamente había demostrado nunca desmayar en la intransigente aplicación de la doctrina, principios y programa del comunismo revolucionario; como Lenin, y el pequeño grupo de compañeros que con él formaron el sólido núcleo de comunistas revolucionarios en los años que precederán la primera guerra mundial, representaron la más coherente y templada fuerza política del comunismo revolucionario en el periodo histórico que, con el estallido de la primera guerra imperialista mundial, se abría a las revoluciones proletarias a nivel internacional; así la corriente de la Izquierda comunista de Italia, a fuerza de sus constantes y tenaces batallas de clase en el plano teórico-político como en el táctico-organizativo, representó, en el periodo histórico que cierra el formidable impulso revolucionario del proletariado mundial con la victoria de la contrarrevolución estalinista la única fuerza política del comunismo revolucionario capaz de volver a ligarse con el extraordinario trabajo de restauración teórica desarrollado por Lenin, y desarrollarlo, en perfecta coherencia con el marxismo, incluso en el indispensable balance histórico y político de la degeneración de la Internacional Comunista. Solo sobre la base de este trabajo podía reconstituirse el partido comunista revolucionario, a nivel internacional, como órgano tarea de restauración de la doctrina marxista, el partido de clase, así constituido, no debía dejar de lado ninguna ocasión para restablecer contacto político con la clase proletaria, en todo sector y en todos los paises donde esto fuese posible, con la consciencia plena de no poder representar una fuerza numérica con una influencia determinante sobre las masas proletarias si no a condición de un trastocamiento completo de la correlación de fuerza entra proletariado y clase burguesa dominante que solo la vigorosa y duradera reanudación de la lucha de clase podían actualizarlo. Por muy largo que se tome el tiempo para la reanudación de la lucha de clase, y de la reanudación de la lucha revolucionaria, el partido no se negaba a ninguna posibilidad real, en la medida de sus fuerzas y de su actividad, para intervenir en las luchas obreras y en sus asociaciones económicas cuya finalidad principal es la de re-importar en las filas de la clase proletaria las tradiciones de lucha clasista y las lecciones ya aprendidas de las luchas del pasado, que el oportunismo en su obra pluridecenal había sepultado, y los fines últimos de la lucha de clase y revolucionaria sin confundir jamás las tareas subjetivas especificas del partido de clase con las del proletariado como clase objetivamente antagonista de la sociedad capitalista. La actividad del partido, para la Izquierda Comunista, ha tenido siempre respiro internacional; por ello, allí donde era posible una actividad con carácter de partido – aunque solo fuese en un principio de carácter teórico y publicitario – el partido tendía a vincularla y acogerla prácticamente con la consciencia de que en determinadas áreas, tales como la inglesa, americana e ibérica, una de las tareas fundamentales consistía en la real introducción del marxismo como teoría revolucionaria en contraste neto con teorías e ideologías completamente divergentes como el laborismo, anarquismo y, obviamente, el estalinismo en sus mas diversas declinaciones hasta el maoísmo y el guevarismo.

Entonces el esfuerzo del partido fue de dotar a sus militantes de lengua castellana de instrumentos teóricos y políticos adecuados a la organización de su actividad en las ciudades y en los paises de lengua hispana en los cuales vivían. Esto se inicia con la publicación de la revista «el programa comunista», en julio de 1972. Se prosigue con la publicación del periódico, que luego se convierte en órgano del partido en lengua española, «el comunista», en mayo de 1974. La actividad del partido se desarrollará no solo entre los inmigrantes de lengua castellana sobre todo en Francia y Suiza, pero también en España, especialmente luego de la caída de Francisco Franco y la posterior «vuelta a la democracia» de la burguesía española; y en América Latina, desde 1978, el partido publica para esta área el periódico «el proletario».

¿Por qué «el comunista»? Respondíamos a esta pregunta, en el n. de agosto de 1974, retomando a Lenin y subrayábamos la necesidad de dar a la actividad de agitación y propaganda del partido «no solo un propagandista y un agitador colectivo, sino también un organizador colectivo», justamente un periódico que saliese con regularidad. En tanto que periódico, su objetivo era y es el de dar una orientación política, definido nuestras posiciones generales y especificas, y mostrando como se deben aplicar a los fenómenos sociales actuales. Naturalmente, dada la degeneración de la Internacional Comunista debida a la victoria del estalinismo (cuyas posiciones son condensadas en particular en la teoría del «socialismo en un solo país»), una de las tareas principales de la prensa de partido no podían dejar de ser sino la de combatir no solo al estalinismo, sino a toda forma de oportunismo y de teoría oportunista y, por tanto anti-comunista, como en el caso del anarquismo. La indicación general era entonces de sostener y defender una línea de clase contra una líneas de capitulación y de colaboración de clase, tanto en el terreno de los conflictos económicos e inmediatos cuanto en el terreno de la estrategia política mas general de la guerra de clase. ¿A quién nos dirigíamos, y a quién nos dirigimos hoy todavía? A los elementos de vanguardia que, sobre la base de su experiencia de lucha han comprendido que no se puede luchar contra el oportunismo si no se lucha contra el capitalismo, contra la clase dominante burguesa; a aquellos que no creen en la conversión milagrosa de los oportunistas, ni mucho menos a la «toma de consciencia espontánea de las masas»; a aquellos que no creen que serán los estratos marginales de la sociedad los que puedan dar la señal de partida a la clase proletaria por la reanudación de su lucha de clase; a aquellos que no creen que la emancipación del proletariado pueda advenir a través de métodos y medios ofrecidos por la clase dominante (democracia, parlamentarismo, colaboración de clase), sino a través de los métodos y medios de la tradicional lucha de clase que pone en el centro de sus objetivos los intereses exclusivos y antagónicos del proletariado y la lucha contra la impotencia  del proletariado y la lucha contra la competencia entre proletarios, primera causa de la fragmentación y de la impotencia del proletariado al defenderse de los ataques de la burguesía en todos los planos.

Pues bien, esta perspectiva y esta actividad hasta un cierto punto del desarrollo del partido, fue puesta en discusión de tendencias que creían poder reforzar mas rápidamente al partido y hacerlo mas atractivo para los proletarios poniendo en el tapete expedientes de tipo político, táctico y organizativo que atacasen a la monolítica intransigencia reivindicada desde siempre por nuestra corriente y nuestro partido. La crisis políticas y organizativa que golpeó al partido a partir de 1979, lo debilitó hasta el punto en que los contrastes internos, debido esencialmente al enfrentamiento entre las tendencias de tipo activista-movimentista, de tipo atendista e indiferentista y de tipo liquidacionista, llevaron a la organización a la crisis explosiva de 1982-84. La publicación de «el comunista» continuó hasta enero-febrero de 1983, pero pocos meses después las secciones españolas desaparecerán. Pero ya, a finales de 1980, el grupo español de militantes del partido que formaban la cabeza de la seccion de Madrid se enrocaron bajo posiciones activistas y sindicalistas y, sobre todo, reivindicarán su autonomía del centro del partido justificándola con la molida y remolida idea que la particularidad histórica de España requería una gestión «local». La fase de las divergencias internas y la desviación sindicalista de la seccion española terminó con la salida del partido de todos los compañeros presentes en la época en la península ibérica; algunos, completamente disgustados del sesgo confuso y por la demagogia ligada al liderismo personal, se retiraron a la vida privada; otros se reorganizaran, sobre las bases de una mezcla putrefacta de sindicalismo y anti-partidismo, publicando un periodico con el mismo titulo del viejo órgano del partido tomándose el hábito de llamarlo «órgano del partido comunista internacional, pero agregando sistemáticamente la indicación «nueva totalmente antipartido que este grupo sostiene, no es mas que una ridiculización del partido y de la Izquierda comunista, agitada como una bandera descolorida con el solo fin de confundir ulteriormente a aquellos que podrían estar deseosos de conocer mas a fondo las verdaderas y originales posiciones de la Izquierda comunista y del partido comunista internacional.

Nuevamente nuestro partido esta presente en España. Además de la histórica revista teórica de partido «el programa comunista» – cuyas publicaciones se reanudan, después de la crisis, en noviembre de 1990 – el partido es representado desde 2012 por su órgano «el proletario» que ha sido precedido, desde 2010, por los «suplementos» a la revista dedicada a España y, desde 2002, por el de Venezuela.


Presentazione

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Il primo numero di “El Comunista” uscì nel maggio del 1974, cogliendo l’occasione del 1° maggio, come supplemento della rivista “el programa comunista” che pubblicava nello stesso periodo il suo n. 14. Da due anni, infatti, il partito pubblicava regolarmente la sua rivista teorica in lingua spagnola che aveva l’obiettivo di diffondere il marxismo e, in particolare, le posizioni sostenute fin dal 1912 dalla Sinistra comunista d’Italia che si è rivelata l’unica corrente marxista in grado di contrastare le deviazioni opportuniste dei partiti comunisti aderenti all’Internazionale Comunista e dell’Internazionale Comunista stessa fin dalle loro primissime avvisaglie, proseguendo le battaglie in difesa del marxismo e dell’impianto originale della stessa Internazionale Comunista contro ogni suo sbandamento e contro lo stalinismo che rappresentò tragicamente la profonda sconfitta della rivoluzione bolscevica in Russia, dell’Internazionale Comunista e del movimento proletario mondiale.

Il compito di restaurare la dottrina marxista e l’organo rivoluzionario per eccellenza – il partito di classe – poteva essere assunto solo dalla corrente poliitca che storicamente aveva dimostrato di non deflettere mai dall’intransigente applicazione della dottrina, dei principi e del programma del comunismo rivoluzionario; come Lenin, e il piccolo gruppo di compagni che con lui formarono il solido nucleo di comunisti rivoluzionari negli anni che precedettero la prima guerra mondiale, rappresentarono la più coerente e temprata forza politica del comunismo rivoluzionario nel periodo storico che, con lo scatenamento della prima guerra imperialista mondiale, si aprì alle rivoluzioni proletarie a livello internazionale, così la corrente della Sinistra comunista d’Italia, in forza delle sue costanti e tenaci battaglie di classe sul piano teorico-politico come su quello tattico-organizzativo, rappresentò, nel periodo storico che chiuse il formidabile slancio rivoluzionario del proletariato mondiale con la vittoria della controrivoluzione staliniana, l’unica forza politica del comunismo rivoluzionario in grado di ricollegarsi allo straordinario lavoro di restaurazione teorica svolto da Lenin, e svilupparlo, in perfetta coerenza col marxismo, anche sull’indispensabile bilancio storico e politico della degenerazione dell’Internazionale Comunista. Solo sulla base di questo lavoro poteva ricostituirsi il partito comunista rivoluzionario, a livello internazionale, come organo della rivoluzione proletaria e comunista. Unitamente al compito di restaurazione della dottrima marxista, il partito di classe, così ricostituito, doveva non tralasciare alcuna occasione per ristabilire un contatto politico con la classe proletaria, in ogni settore e in ogni paese dove questo fosse stato possibile, nella piena consapevolezza di non poter rappresentare una forza numerica con un’influenza determinante sulle masse proletarie se non alla condizione di un rivolgimento completo del rapporto di forza tra proletariato e classe borghese dominante che solo la ripresa vigorosa e duratura della lotta di classe poteva renderlo attuale. Per quanto lontano fosse il tempo della ripresa della lotta di classe, e quindi della ripresa della lotta rivoluzionaria, il partito non si negava alcuna possibilità reale, nella misura delle proprie forze e della continuità della propria attività, di intervenire nelle lotte operaie e nelle sue associazioni economiche allo scopo precipuo di reimportare nelle file della classe proletaria le tradizioni di lotta classista e le lezioni già tirate dalle lotte del passato, che l’opportunismo nella sua opera puridecennale aveva seppellito, e i fini ultimi della lotta di classe e rivoluzionaria senza mai confondere i compiti soggettivi specifici del partito di classe con quelli del proletariato come classe oggettivamente antagonista della società capitalistica. L’attività del partito, per la Sinistra comunista, ha sempre avuto respiro internazionale; perciò, laddove si rendeva possibile un’attività  a carattere di partito – fosse all’inizio anche soltanto di carattere teorico e pubblicistico – il partito tendeva a coglierla praticamente nella consapevolezza che in determinate aree, come quella inglese, americana e iberica, uno dei compiti fondamentali consisteva nella reale introduzione del marxismo come teorica rivoluzionaria in contrasto netto con teorie e ideologie del tutto avverse come il laburismo, l’anarchismo e, ovviamente, lo stalinismo nelle sue più diverse declinazioni fino al maoismo e al guevarismo.

Lo sforzo del partito, quindi, fu di dotare i suoi militanti di lingua spagnola di strumenti teorici e politici adeguati all’organizzazione della propria attività nelle città e nei paesi di lingua spagnola in cui vivevano. Si iniziò con la pubblicazione della rivista “el programa comunista”, nel luglio del 1972. Si proseguì con la pubblicazione del periodico, diventato poi organo del partito in lingua spagnola, “el comunista”, nel maggio 1974. L’attività del partito si sviluppò non soltanto fra gli immigrati di lingua spagnola soprattutto in Francia e Svizzera, ma anche in Spagna, specie dopo la caduta di Francisco Franco e la successiva “svolta democratica” della borghesia spagnola; e in America Latina, per la quale area, dal 1978, il partito uscì col periodico “el proletario”.

¿Porque “el comunista”? Rispondevamo a questa domanda, nel n. dell’agosto 1974, riprendendo Lenin e sottilineavamo la necessità di dare all’attività di agitazione e di propaganda del partito “non solo un propagandista e un agitatore collettivo, ma anche un organizzatore collettivo”, per l’appunto un giornale che uscisse periodicamente con regolarità. In quanto giornale, il suo obiettivo era ed è quello di dare un orientamento politico, definendo le nostre posizioni generali e specifiche e mostrando come si devono applicare ai fenomeni sociali attuali. Naturalmente, data la degenerazione dell’Internazionale comunista dovuta alla vittoria dello stalinismo (le cui posizioni sono condensate in particolare nella teoria del “socialismo in un solo paese”), uno dei compiti principali della stampa di partito non poteva che essere quello di combattere non solo lo stalinismo, ma ogni forma di opportunismo e di teoria opportunista e, quindi anticomunista, come nel caso dell’anarchismo. L’indicazione generale era dunque di sostenere e difendere una linea di classe contro una linea di capitolazione e di collaborazione di classe, sia sul terreno dei conflitti economici e immediati sia sul terreno della strategia politica più generale della guerra di classe. A chi ci rivolgevamo, e a chi ci rivolgiamo ancor oggi? Agli elementi d’avanguardia che, sulla base della loro esperienza di lotta hanno compreso che non si può lottare contro l’opportunismo se non si lotta contro il capitalismo, contro la classe dominante borghese; a coloro che non credono alla conversione miracolosa degli opportunisti e nemmeno alla “presa di coscienza spontanea delle masse”; a coloro che non credono che saranno gli strati marginali della società a poter dare il là alla classe proletaria per la ripresa della sua lotta di classe; a coloro che non credono che l’emancipazione del proletariato possa avvenire attraverso i metodi e i mezzi offerti dalla classe dominante (democrazia, parlamentarismo, collaborazione di classe), ma attraverso i mertodi e i mezzi della tradizionale lotta di classe che pone al centro dei suoi obiettivi gli interessi esclusivi ed antagonisti del proletariato e la lotta contro la concorrenza fra proletari, prima causa della frammentazione e dell’impotenza del proletariato nel difedersi dagli attacchi della borghesia su qualsiasi piano.

Ebbene, questa prospettiva e questa attività, ad un certo punto dello sviluppo del partito, fu messa in discussione da tendenze che credevano di poter rafforzare più velocemente il partito e renderlo più attraente per i proletari mettendo in campo espedienti di tipo politico, tattico e organizzativo che attaccassero la monolitica intransigenza rivendicata da sempre dalla nostra corrente e dal nostro partito. La crisi politica e organizzativa che colpì il partito a partire dal 1979, lo debilitò fino al punto in cui i contrasti interni, dovuti essenzialmente allo scontro tra le tendenze di tipo attivistico-movimentista, di tipo attendista e indifferentista e di tipo liquidazionista, portarono l’organizzazione alla crisi esplosiva del 1982-84. La pubblicazione di “el comunista” continuò fino al gennaio-febbraio 1983, ma qualche mese dopo le sezioni spagnole scomparvero. Ma già sul finire del 1980, il gruppo di militanti di partito spagnoli che facevano capo alla sezione di Madrid si arroccarono su posizioni attivistiche e sindacaliste e, soprattutto, rivendicarono una loro autonomia dal centro del partito giustificandola con la trita e ritrita idea che le particolarità  storiche della Spagna richiedevano una gestione “locale”. La fase dei contrasti interni e della deviazione sindacalista della sezione spagnola terminò con l’uscita dal partito di tutti i compagni presenti all’epoca  nella penisola iberica; alcuni, completamente disgustati dall’andazzo confuso e dalla demagogia legata al leaderismo personale, si ritirarono a vita privata; altri si riorganizzarono, sulle basi di una mescola putrescente di sindacalismo e di anti-partitismo, pubblicando un periodico dallo stesso titolo del vecchio organo di partito prendendosi il vezzo di dichiararlo “órgano del partido comunista internacional”, ma aggiungendo sistematicamente la dicitura “nueva edición” e inserendo la vecchia manchette “lo que distingue a nuestro partido” che, date le posizioni del tutto antipartito che questo gruppo sostiene, non è che una ridicolizzazione del partito e della Sinistra comunista, agitata come una bandiera sbiadita col solo scopo di confondere ulteriormente coloro che potrebbero essere spinti a conoscere più a fondo le vere e originali posizioni della Sinistra comunista e del partito comunista internazionale.

Il nostro partito è nuovamente presente e attivo in Spagna. Oltre che dalla storica rivista teorica di partito “el programa comunista” – la cui pubblicazione riprese, dopo la crisi, nel novembre del 1990 – il partito è rappresentato dal 2012 dal suo organo “el proletario” che è stato preceduto, dal 2010, dai “supplementi” alla rivista dedicati alla Spagna e, dal 2002, per il Venezuela).


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