Presentación

(«El programa comunista»; N° 50; Septiembre de 2013)

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Con el ya previsible retardo, por fin, vuelve a la calle nuestra revista, la n° 50. Con ella finalizamos la saga histórica, hasta 1927, de una inmensa región-país del lejano Oriente: la China que, por su  notable aparición en la arena internacional de estos últimos veinte años (1), es el tema a tratar por excelencia; y, no es difícil deducir el rol que este país jugará en un próximo futuro.

El otro gran tema es la presencia histórica en Occidente, la demostración material de una dirección política (el recién formado P.C. de Italia) que, siempre en coherencia con el marxismo, logró, en Italia, en los años 20 del siglo pasado, luchar fuera y contra el derrotismo de los maximalistas del PSI, y todas las fuerzas y organizaciones reformistas y anti-obreras que tendieron a conjugarse frente – y contra – las directivas y acciones que Bordiga y sus camaradas proponían a todos los trabajadores, como fue el llamado a la huelga nacional contra el capitalismo y por la derrota militar, y ante todo política, de los camisas negras del Duce Mussolini.

Nuestro propósito con la publicación de estos dos temas es que los mismos encajen en una serie de interrogantes actuales cuya respuesta vienen consideradas como esenciales para la clarificación y confirmación de mucho de lo que decimos en materia de doctrina y teoría. Su importancia recae también en el hecho de que las deserciones, traiciones, saboteo, las grandes y trágicas hecatombes proletarias, en último examen, tienen su origen en premisas teóricas y doctrinarias erróneas. Una de ellas, y no la única, es sin duda el capitalismo de Estado, entendido mecánicamente como Socialismo, y cómo esta falsificación, entre miles que han sido pasadas como marxismo por el estalinismo y hasta por los mismos capitalistas, se la clasifica como el "último descubrimiento en materia económica", pretendiendo que, por ejemplo, las puras nacionalizaciones o estatizaciones de las empresas privadas (bajo "control obrero", claro está...), con esto ya se está realizando el socialismo, tal como lo critica y clarifica «la doctrina del diablo en el cuerpo», artículo que complementa en forma teórica y en parte da respuesta a las interrogantes que se desprenden de los dos temas históricos tratados.

 

Tomando en cuenta que una de nuestras tareas políticas y de propaganda destinadas a la formación política de nuestros lectores, consiste en publicar y difundir viejos textos por su pertinencia y razón en la cada vez y siempre más candente situación actual, «La doctrina del diablo en el cuerpo», escrito por Bordiga dentro de una larga serie de artículos llamados «Siguiendo el hilo del Tiempo» («Sul filo del tempo»), encaja con este requisito: además de explicar el carácter impersonal del capital, desarrolla el estudio de la función del Estado como administrador colectivo de la economía, como representante de una fuerza social, de un ordenador y disciplinador colectivo del capital. Evoca la dialéctica de Engels quien sentencia que no es el Estado quien gobierna al capital sino todo lo contrario: es el Estado quien viene a ser sometido más estrictamente al capital. El artículo ataca también a la «humosa» teoría de la «decadencia» del capitalismo (ahora declinada como «descomposición», palabra que un día seguramente Marx utilizó...), imaginada por la Corriente Comunista Internacional (CCI), grupo anarquista cada vez más fantasioso...

A este número le agregamos el Edito publicado originalmente en italiano y que contiene un suntuoso examen de las vicisitudes históricas de Europa, del capitalismo que allí tuvo sus orígenes, y de esa unidad de sus diversos capitalismos que ya denunciaba Lenin como utopía reaccionaria. Igualmente hace un balance general y objetivo del estado actual y general del proletariado como clase destinada a implantar el comunismo en el mundo. Leemos allí que para compensar las cuantiosas pérdidas, a partir de 2008, año en que comienza la gran crisis, la mayoría de las burguesías de los países más golpeados ha tomado medidas con efectos devastadores para las condiciones de existencia de la clase obrera de sus propios países. El editorial resalta, de una manera por demás sombría, la actitud casi general de un proletariado que hasta ahora sigue asfixiado ideológicamente por el colaboracionismo reformista, fenómeno que, partiendo de Europa, se ha generalizado a casi todo el mundo: "el proletariado en Europa no ha tenido la fuerza, y aún le falta, para volver a zambullirse en las formidables tradiciones clasistas y revolucionarias del pasado, plegado tal como lo está a los intereses de los capitalismos nacionales, a las fuerzas del falso socialismo soviético, del falso comunismo maoista, de la falsa "vía democrática" al socialismo.

Aparte de los temas de cierta actualidad que aparecen en nuestra revista, está también la serie de suplementos que han servido para dar cuenta de una realidad más palpable y reciente, de España y en especial del candente «proceso» venezolano, al que hemos hecho un seguimiento minucioso en lo posible, puesto que releva de importantes cuestiones históricas, políticas y teóricas para el marxismo en general y nuestra corriente en particular.

En cierta manera la revista da cuenta de estas realidades, pero, bajo una perspectiva más analítica y teórica. Por otra parte, tenemos el placer de anunciar la aparición del número 3 de «El Proletario» (nueva época), de más envergadura, periódico que estará consagrado en especial a las luchas de clase y a la situación de la clase obrera en España.

 


 

(1) Ver datos y cifras del "milagro" económico chino en el Editorial publicado en este mismo número.

 

 

Partido comunista internacional

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