Nueva edición en castellano:

Cuarenta años de valoración orgánica de los eventos de Rusia en el dramático desarrollo social e histórico internacional

 

(«El proletario»; N° 15; Sept. - Oct. - Nov. de 2017 )

 

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Presentamos aquí la última edición en castellano, la traducción del texto Cuarenta años de valoración orgánica de los eventos de Rusia en el dramático desarrollo social e histórico internacional, fue publicado en el entonces periódico del partido «il programa comunista» nº 21 de 1957. De la victoria del Octubre rojo habían pasado cuarenta años y los partidos estalinistas conmemoraban la victoria del proletariado revolucionario en Rusia como el inicio de la absolutamente falsa construcción del socialismo en un solo país, jactándose de una inexistente continuidad del partido bolchevique en Rusia, en el poder en los primeros años de la victoria revolucionaria bajo la guía de Lenin, y en los años sucesivos, particularmente desde 1926 en adelante, bajo la guía de Stalin. El intento del partido no era el de «conmemorar a nuestra manera» la revolución de Octubre, sino el de remachar los puntos esenciales de nuestra valoración de los eventos de Rusia desde el punto de vista marxista y revolucionario, utilizando la ocasión en la cual la atención de los proletarios era capturada por los himnos a la Rusia falsamente socialista. Este centenario que ahora cumplimos ha dado ocasión para esta traducción tan necesaria como el consiguiente balance al que responde y que sintetiza.

 


 

Estructura económica y social de la Rusia de hoy (1955-1957)

 

Como la mayor parte de los textos del partido, también este es el resultado de extensas relaciones tenidas en diversas reuniones generales del Partido. Le precedieron, entre otros, el Diálogo con Stalin (1952) y Rusia y revolución en la teoría marxista (1954-55) y le siguieron otros dos textos –reproducidos después juntos en el volumen del mismo título- Las grandes cuestiones históricas de la revolución en Rusia (1955) y Rusia en la gran revolución y en la sociedad contemporánea (1955) y los resúmenes sobre temas diversos pero relacionados como La economía capitalista y el curso histórico de la sociedad capitalista (1957).Como la mayor parte de los textos del partido, también este es el resultado de extensas relaciones tenidas en diversas reuniones generales del Partido. Le precedieron, entre otros, el Diálogo con Stalin (1952) y Rusia y revolución en la teoría marxista (1954-55) y le siguieron otros dos textos –reproducidos después juntos en el volumen del mismo título- Las grandes cuestiones históricas de la revolución en Rusia (1955) y Rusia en la gran revolución y en la sociedad contemporánea (1955) y los resúmenes sobre temas diversos pero relacionados como La economía capitalista y el curso histórico de la sociedad capitalista (1957).

El texto, como todos los del partido, no nació como «producto» del pensamiento de un estudioso y en un ascético aislamiento de un laboratorio de análisis, sino como arma de batalla en una lucha que era de reconstrucción y defensa de la teoría marxista pero que se desarrollaba –como acaece en cada episodio de la lucha de partido- en el ambiente vivo de una polémica sobre todos los frentes con doctrinas y subdoctrinas, escuelas y corrientes adversas, y en el ámbito de una organización –minúscula, cierto, pero vigorosa por estar ligada a una tradición secular- de  militantes. No podía, por lo tanto, no articularse en un camino accidentado de paradas y reanudaciones, avances y retrocesos, reclamos al pasado y escaramuzas con el presente, y no dirigir a cada paso el «arma de la crítica» contra las miles de sugestiones de una «actualidad» sin duda contra revolucionaria, y como tal cínica y penosamente escuálida pero a la que había que coger por los cuernos para evitar sus reflejos desorientadores sobre el movimiento obrero y sobre su propia vanguardia.El texto, como todos los del partido, no nació como producto del pensamiento de un estudioso y en un ascético aislamiento de un laboratorio de análisis, sino como arma de batalla en una lucha que era de reconstrucción y defensa de la teoría marxista pero que se desarrollaba –como acaece en cada episodio de la lucha de partido- en el ambiente vivo de una polémica sobre todos los frentes con doctrinas y subdoctrinas, escuelas y corrientes adversas, y en el ámbito de una organización –minúscula, cierto, pero vigorosa por estar ligada a una tradición secular- de  militantes. No podía, por lo tanto, no articularse en un camino accidentado de paradas y reanudaciones, avances y retrocesos, reclamos al pasado y escaramuzas con el presente, y no dirigir a cada paso el armadelacrítica contra las miles de sugestiones de una actualidad sin duda contra revolucionaria, y como tal cínica y penosamente escuálida pero a la que había que coger por los cuernos para evitar sus reflejos desorientadores sobre el movimiento obrero y sobre su propia vanguardia.

Sería un grave error, por idéntico motivo, leer sólo un análisis de la realidad rusa de hoy, como puede sugerir el título: no sólo el hoy no se puede entender, desde un punto de vista marxista, prescindiendo del ayer, sino que requiere la visión anticipada en la teoría, lo que, concretamente, significa la perspectiva de Marx, Engels y Lenin sobre las «revoluciones dobles» en general y la rusa en particular: no hay punto de esta teorización que no se anude con la finalidad, los principios, del programa y de la táctica del partido de clase. La Estructura es una grandiosa reivindicación del Octubre ruso, pero lo es, al mismo tiempo, e incluso más, de los puntos cardinales de la doctrina que están en su base, de la vía prevista y preanunciada que llevó a él, de la estrategia comunista mundial en la cual, al contrario que Stalin y sus secuaces, le insertaron Lenin y los bolcheviques de los años de máximo fulgor, de la táctica rigurosamente ligada a los principios que antes y después de la toma del poder adoptaron para volverlo posible, y del fin último al cual quisieron que sirviese, no cesando nunca de remarcarlo, proclamarlo y precisarlo sobre la previsión de la teoría.Sería un grave error, por idéntico motivo, leer sólo un análisis de la realidad rusa de hoy, como puede sugerir el título: no sólo el hoy no se puede entender, desde un punto de vista marxista, prescindiendo del ayer, sino que requiere la visión anticipada en la teoría, lo que, concretamente, significa la perspectiva de Marx, Engels y Lenin sobre las revolucionesdobles en general y la rusa en particular: no hay punto de esta teorización que no se anude con la finalidad, los principios, del programa y de la táctica del partido de clase. La Estructura es una grandiosa reivindicación del Octubre ruso, pero lo es, al mismo tiempo, e incluso más, de los puntos cardinales de la doctrina que están en su base, de la vía prevista y preanunciada que llevó a él, de la estrategia comunista mundial en la cual, al contrario que Stalin y sus secuaces, le insertaron Lenin y los bolcheviques de los años de máximo fulgor, de la táctica rigurosamente ligada a los principios que antes y después de la toma del poder adoptaron para volverlo posible, y del fin último al cual quisieron que sirviese, no cesando nunca de remarcarlo, proclamarlo y precisarlo sobre la previsión de la teoría.

(...) La revolución rusa en sus aspectos sociales se desarrolló en las líneas de una revolución democrático-burguesa; el paso de esta a la revolución proletaria con sus caracteres económicos específicos no podía tener lugar sino a continuación de la revolución europea. Lenin antes de morir enunciaba la condición teórica e histórica; quien vive hoy enuncia el hecho. El paso no ha tenido lugar. Pero en los aspectos políticos ha tenido lugar la contrarrevolución; derrota mucho más grave que aquella del repliegue sobre formas económico-sociales presocialistas, algo entonces defendido por Lenin (Ver la NEP y Sobre el impuesto en especie) El gran arranque revolucionario del cual Lenin era el defensor más tenaz y con más amplias miras naufragó contra los escollos del oportunismo y de la contarrevolución burguesa. No los veinte años de buenas relaciones con los campesinos anunciados por Lenin, si bien no escondió el hecho de que «es difícil regirse por la confianza en los campesinos hasta la victoria de la revolución socialista en los países más avanzados» como escribía en su último artículo Mejor menos pero mejores del 2 de marzo de 1923; no los cincuenta años de resistencia proletaria a la contrarrevolución burguesa prospectados por Trotsky en defensa de la revolución rusa e internacional, contra la jauría estaliniana que le acusaba de no ser un buen comunista porque era contrario a la «construcción del socialismo en Rusia»: la no homogénea formación de los partidos comunistas en Europa y la fuerza aún formidable del oportunismo socialpatriota, nacionalista y democrático sobre las masas proletarias europeas, serán potentes obstáculos a la revolución proletaria y a su dirección por parte de la Internacional Comunista, fuerte y sólida en las bases teóricas y programáticas de su fundación, pero expuesta a influencias nefastas sobre el terreno de la táctica y de la organización.

La Estructura afronta todos los diferentes aspectos del crucial nodo histórico del abarquillamiento de la revolución en Rusia, con la consecuente degeneración del partido y pase del Estado, de potente instrumento de control revolucionario a instrumento de victoria de la contrarrevolución burguesa, y de la crítica cerrada del falso socialismo «edificado» en Rusia. Balance dinámico de importancia fundamental, la Estructura –si bien está compuesta por muchos semi-trabajos, como los llamaba Amadeo Bordiga- es un texto indispensable para la respuesta a las más diversas preguntas acerca de por qué la revolución venció y sobre el por qué Rusia no ha sido socialista.

 

 

Partido comunista internacional

www.pcint.org

 

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