Huelga del metal en la bahía de Cádiz
La patronal y la burguesía piden sacrificios y paz, los proletarios responden con la lucha
(«El proletario»; N° 25; Noviembre-Diciembre de 2021 / Enero de 2022 )
Durante ya tres días, las empresas del metal de la bahía de Cádiz, ubicadas principalmente en el mismo Cádiz, en Puerto Real, San Fernando y el campo de Gibraltar, están viviendo una huelga general del sector convocada por los grandes sindicatos UGT, CC.OO. y CGT y otros minoritarios que han mostrado su apoyo a las exigencias que se plantean en la negociación del Convenio Colectivo del metal regional.
Esta huelga tiene lugar después de varias semanas de movilizaciones que fueron protagonizadas, en un principio, por los trabajadores de las empresas auxiliares y que finalmente han forzado a una convocatoria masiva por parte de los sindicatos. Aunque la mayor parte de la prensa, excepción hecha de algunos periódicos locales de la bahía para los que la realidad era imposible de ocultar, ha intentado escamotear la noticia de estas movilizaciones y de la huelga de los días 16, 17 y 18, finalmente el nivel alcanzado por los piquetes, las manifestaciones y los enfrentamientos con la policía, ha hecho inevitable que incluso los principales diarios nacionales hayan tenido que dejar de lado su política de silencio respecto a cualquier movilización proletaria en el país y dar noticia de lo sucedido.
De acuerdo a esta prensa, el día 17 en la ciudad de Cádiz los trabajadores han cortado el puente de acceso a la ciudad, han bloqueado con barricadas las principales avenidas próximas a los astilleros y han logrado bloquear la estación de trenes, todo ello entre fuertes enfrentamientos con la policía que recuerdan a las duras huelgas de la época de la reconversión naval.
En Puerto Real, las principales empresas (Navantia, Dragados y Alestis) han estado paradas los días de la huelga, con lo que los polígonos de Río San Pedro y El Trocadero no han tenido actividad. Algunas empresas sencillamente han optado por hacer teletrabajar a sus empleados de administración contando con que la totalidad de los operarios harían huelga y con que los piquetes volverían a ser capaces de bloquear completamente los polígonos. Es de destacar que los trabajadores de Airbus Puerto Real, empresa que se rige por un convenio colectivo propio, no han participado en la huelga: una empresa duramente afectada por los planes de relocalización y cierres de la patronal del metal, cuyos trabajadores han librado una larga lucha contra el cierre de la planta, ha sido aislada por los sindicatos de las movilizaciones del conjunto del sector: Un gran ejemplo de la labor de desorganización y sabotaje de la unidad de clase que estas organizaciones dedicadas a garantizar la colaboración entre clases ejercen siempre.
En San Fernando los trabajadores se han enfrentado durante varias horas a la policía, llegando a incendiar un coche que parecía ser de la Brigada de Información. Así mismo han bloqueado las entradas a los astilleros militares con barricadas ardiendo, haciendo total el paro en el metal de la ciudad.
Después de estas jornadas de huelga, la situación continúa prácticamente en la misma situación que hace unas semanas. La Consejería de Empleo de Andalucía ha llamado a los sindicatos CC.OO. y UGT a negociar con la patronal la firma definitiva del nuevo convenio colectivo. Por parte de los sindicatos, la exigencia principal es que el actual convenio acabe en 2021 y en 2022 se abone un incremento salarial en función de la inflación «en plazos negociables». Por parte de la patronal, se busca prorrogar el convenio hasta 2023 aplicando subidas salariales del 0,5% y 1,5% durante los dos próximos años, suprimir dos pagas extraordinarias y otras medidas organizativas.
Por su parte los sindicatos, con UGT a la cabeza, han condenado la «violencia» de los trabajadores y han llamado a la calma. Los líderes sindicales, significativamente, han insistido ante la prensa en que ellos están con los trabajadores, se entiende que a modo de justificación por haber dejado a su suerte, durante los últimos meses, a los proletarios de las industrias auxiliares tal y como denuncian organizaciones como la Coordinadora de Trabajadores del Metal, corriente autónoma que ha tenido una cierta presencia en las movilizaciones de las últimas semanas organizando a un buen número de proletarios descontentos con la política tradicional de CC.OO. y UGT.
La lucha de los proletarios del metal en la bahía de Cádiz tiene una importancia que va más allá de sus reivindicaciones laborales concretas. Antes de que la pandemia y las medidas de restricción de movimientos, cierres empresariales, etc. comenzasen, la crisis en el sector del metal era una realidad cada vez más cercana. Casi dos años después, la situación no ha variado en lo esencial: el sector del metal, muy especialmente las empresas dedicadas a la automoción, han abordado un plan de reestructuración de sus plantas en todo el mundo para, apoyadas por todos los Estados y todos los gobiernos, liquidar la capacidad productiva que les sobra, tanto el exceso de capital constante invertido como el exceso de mano de obra contratada. Esto ha llevado a una ofensiva patronal en toda regla encaminada a cerrar todas las instalaciones consideradas excedentes y rebajar las condiciones laborales de los proletarios que conserven su empleo. Es el caso de Alcoa en Asturias, Nissan en la zona franca de Barcelona, Tubacex en Euskadi o Airbus en Puerto Real. En todas estas empresas, la patronal ha intentado cerrar, despedir o reducir las condiciones laborales de los trabajadores empleados en ellas. Y es el caso, también, de los cientos de empresas que, como las grandes del sector de la automoción, hacen uso de las medidas facilitadas por el gobierno PSOE-Podemos para despedir temporalmente a la mano de obra que no les resulta necesaria en un momento determinado.
La lucha de los proletarios del metal en Cádiz, San Fernando y Puerto Real, si bien se plantea en torno a unas exigencias de mínimos salariales, tiene mucha más trascendencia: es la respuesta a unas medidas anti proletarias que la patronal del metal tiene intención de imponer en todo el país. Toma la forma de un enfrentamiento local y parcial, pero da ejemplo a todos los sectores de que, en el próximo año, van a ver cómo sus empresas intentan tomar medidas similares. Respondiendo con la contundencia con la que lo hacen a las exigencias de la patronal, los trabajadores de Cádiz dan un ejemplo de lucha, especialmente en la medida en que con su determinación logran forzar incluso a los sindicatos como CC.OO. y UGT, históricos saboteadores de este tipo de luchas, a colocarse, al menos en apariencia, a su lado para no ser rebasados.
Pero la lucha de los proletarios de la bahía no da ejemplo sólo a los trabajadores del sector del metal. Si las medidas anti obreras que la patronal está tomando en este sector son especialmente duras, es porque para el conjunto de la burguesía el metal es un punto clave: en torno a sus industrias vive buena parte del proletariado fabril en España y este arrastra consigo a los proletarios de muchos otros sectores. En muchas regiones del país, los trabajadores del metal son un factor determinante en las condiciones de existencia del conjunto del proletariado local. En Cádiz, por ejemplo, la región de España donde más paro hay, buena parte de las rentas salariales dependen de este sector. Atacando precisamente ahí, la burguesía pretende golpear al conjunto del proletariado. Es por ello que ha planteado, conjuntamente y a la vez, esta ofensiva. Buscando el mejor momento para ello, justo al finalizar la pandemia pero con las medidas de control social que el Estado ha impuesto aún vigentes, y haciendo acopio de todas las fuerzas disponibles (prensa, organizaciones políticas, etc.) para imponer los términos de la lucha.
A nadie le puede caber ya la menor duda de que los próximos meses van a traer una serie de reformas legales encaminadas a empeorar considerablemente las condiciones de vida de los proletarios: la reforma laboral, que volverá normales los ERTEs en todos los sectores, la reforma de las pensiones, que aumentará el periodo de cotización obligatorio, etc. ya están sobre la mesa para la burguesía española, que cuenta con imponerlas gracias al impagable esfuerzo que PSOE y Podemos están haciendo desde el gobierno para impedir incluso la más mínima respuesta obrera. Junto con estas reformas del marco legal que regula la existencia de los proletarios, las empresas impondrán, sin duda, una serie de rebajas salariales y empeoramiento de las condiciones laborales muy similares a las que siguieron a la crisis de 2008. Y es en este sentido en el que la patronal del metal está abriendo camino, intentando desbaratar cualquier tipo de resistencia y debilitar con ello al conjunto de la clase proletaria.
Y es por eso que la respuesta que los trabajadores del metal de la bahía tiene una importancia que va más allá de lo local, como la tuvo hace pocos meses la lucha victoriosa de los obreros de Tubacex: ambos son ejemplos de que, en la medida en que los proletarios van más allá de la resignación y de la confianza en las organizaciones del colaboracionismo político y sindical, en la medida en que tienden a desbordar los límites democráticos que la burguesía ha fijado de antemano para la lucha obrera y buscan situarse, aunque sea de manera muy limitada, sobre el terreno de la verdadera lucha de clase, combatiendo con medios y métodos realmente clasistas, rompiendo el aislamiento local o sectorial de su lucha, etc., pueden vencer.
En Cádiz estos días, como en Tubacex hace unas semanas, los proletarios responden a la ofensiva de la patronal (que en el caso de la empresa de Euskadi llegó incluso a ofrecerles cobrar sin trabajar a cambio de cesar su lucha: ¡este es el miedo que tienen a la clase proletaria cuando se comporta como tal!) y aunque sus luchas parecen dos gotas de agua en un océano de total y absoluta paz social, los próximos años van a poner sobre el tapete, para la práctica totalidad de los proletarios, la necesidad de tomar este mismo camino ante un, más que seguro, brutal empeoramiento de sus condiciones de vida. Para hacerlo deberán saber romper con la política tradicional de colaboración entre clases, de servidumbre para con la burguesía, que las organizaciones oportunistas en el terreno sindical (CC.OO. y UGT, por ejemplo) y político (PSOE y UP, ambos partidos del gobierno) quieren conservar a cualquier precio para evitar que la fuerza de la clase proletaria desborde los márgenes del sometimiento que le han impuesto.
¡Por la reanudación de la lucha de clase del proletariado!
¡Por la solidaridad de clase entre todos los proletarios!
¡Por el renacimiento de organismos proletarios de lucha, independientes de las prácticas del colaboracionismo interclasista!
18/11/2021
Partido comunista internacional
www.pcint.org