El antisemitismo es parte de la ideología burguesa

(«El proletario»; N° 31; Enero-febrero de 2024 )

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En los últimos meses ha habido mucho revuelo en torno al pretendido antisemitismo que se achaca a cualquiera que haya apoyado el grito del masacrado pueblo palestino (anotamos, por ejemplo, que las víctimas, ya más de diez mil, tienen entre ellas a cuatro mil niños, que dudamos sean notorios terroristas). Nuestro Partido, en la continuidad histórica y la coherencia que lo distinguen, se ve obligado a mostrar la naturaleza esencialmente burguesa de estos ataques ideológicos, evidenciando también, en la práctica, como el movimiento real de la historia se desarrolla independientemente de tales acusaciones. Nuestra posición sobre Palestina es conocida y está remachada en el último número de Il Comunista en el artículo «Alcuni punti fermi sulla «questione palestinese»»: el rechazo al compromiso burgués de un «estado nacional palestino» (nacionalista, democrático, capitalista, etc.) y la llamada, lanzada históricamente ya en 1848 por nuestros maestros a los proletarios, para que se unan en todo el mundo en una lucha sobre bases clasistas. De estas posiciones no es posible extraer ninguna forma de antisemitismo ni de ningún otro tipo de racismo.

La acusación de antisemitismo tiene su origen hace tiempo. Desde la publicación del texto de nuestro Partido Auschwitz o la gran coartada, los ideólogos de la burguesía y del estalinismo pseudo-proletario, nos acusan de negar la responsabilidad directa del nazi-fascismo en el holocausto. Nosotros siempre hemos afirmado lo siguiente: Negándose a ver en el propio capitalismo la causa de las crisis y cataclismos que periódicamente convulsionan el mundo, los ideólogos burgueses y reformistas siempre han pretendido explicarlos por la maldad de unos y otros (1). También en este caso, entre los misiles lanzados con el apoyo de Hezbollah y de Irán por los reaccionarios de Hamas y las bombas descargadas por el ejército sionista sobre los hospitales, escuelas y casas de manera indiscriminada, los demócratas de todas las naciones quieren ver no la responsabilidad del capitalismo como sistema social, como modo de producción, sino la responsabilidad de uno u otro grupo, étnico, político o lo que sea. La incapacidad de la ideología democrática para reconocer a los responsables en este caso muestra también cómo la acusación de antisemitismo puede utilizarse como arma contra las posiciones que desafían el orden establecido. Del mismo modo que la ideología democrática (de la que abominamos) utiliza a cada paso el arma mística del antifascismo para engañarse pensando que la solución a los problemas sociales pasa por la derrota de un fascismo igualmente burgués, utiliza la pantalla del pésame por el exterminio de los judíos (poco importa, al parecer, que el propio «mundo democrático» no hiciera nada en la época de la Segunda Guerra Mundial, sabiendo perfectamente lo que estaba ocurriendo) para impedir la manifestación de posiciones clasistas en torno a la cuestión palestina.

Tenemos pruebas directas de cómo el antifascismo vacío de la opinión pública puede utilizarse como arma de represión. De hecho, leemos en el diario Il Manifesto que el gobierno federal alemán, ante las impresionantes manifestaciones de apoyo al pueblo palestino, respondió en primer lugar con porras, en segundo lugar prohibiendo no sólo cualquier asamblea, sino también presentarse en las escuelas llevando el tradicional kufiya. El grupo periodístico Bild habría empezado a publicar, entre otras cosas, listas de supuestos amigos de Hamás (2). Se impide cualquier manifestación de disidencia contra una masacre sistemática de civiles como la que está teniendo lugar en Gaza, precisamente con el pretexto del antifascismo: esto conduce a un cortocircuito fatal para los demócratas. En nombre de la democracia, se ven obligados a reprimir la disidencia. Todo esto puede parecer contradictorio sólo en términos de la creencia de que la democracia es fundamentalmente diferente del fascismo debido a su naturaleza de clase, lo que negamos enfáticamente. Como hemos dicho en otro lugar:  Negamos que la ‘democracia’ y el ‘fascismo’ correspondan a tipos diferentes de sociedad, vinculados a modos diferentes de vida y actividad social. Afirmamos que no son más que dos formas diferentes del Estado burgués, que garantizan, una tanto como la otra, la dominación del capital y su funcionamiento, pero en condiciones diferentes»(3). Lo que importa a la burguesía es el mantenimiento del dominio de clase, no los derechos y las libertades.

Pero estas acusaciones de antisemitismo contra quienes, como nosotros, están horrorizados por la masacre están completamente fuera de lugar. Lo demuestran los hechos, mucho más que las palabras. Si de hecho todos los manifestantes que querían movilizarse contra la masacre de los palestinos (a menudo con posiciones nacionalistas burguesas, pero a veces con una comprensión parcial del problema social del imperialismo en su conjunto) estaban de hecho motivados por alguna forma críptica y encubierta de antisemitismo, ¿cómo puede ser posible lo que ocurrió en Washington? Miles de judíos se movilizaron, en respuesta a la situación palestina, para expresar su disconformidad ante las acciones criminales del sionismo, ocupando el Congreso y siendo detenidos tres centenares de ellos (4). Aparentemente, para la ideología democrático-burguesa, estos deben ser «judíos antisemitas». El absurdo de las afirmaciones antifascistas se demuestra una vez más, incluso más que en nuestras palabras, que venimos repitiendo desde hace décadas, en la realización de las mismas. Uno de los representantes de la manifestación, además, declaró ‘no dejaremos que se manipule nuestro miedo al antisemitismo’, enmarcando decisivamente cómo las campañas de la burguesía contra la disidencia política se combaten no sólo con detenciones, persecuciones y asesinatos, sino también tirando del manto ideológico burgués en un intento general de manipular a la opinión pública.

La burguesía puede seguir agitando sus malditas banderas (democracia, antifascismo, legalidad, colaboracionismo), engañando a aquellos que, en esta etapa de la historia, aún no han comprendido decisivamente cómo están las cosas. Nosotros, como Partido Comunista Internacional, por tanto antinacionalista, antidemocrático, clasista y proletario, continuaremos nuestro trabajo desenmascarando la naturaleza burguesa de las mentiras que la clase patronal intenta verter, hoy como hace cincuenta años, sobre el proletariado. Y el proletariado, oprimido por dos siglos y medio de dominación burguesa y cien años de colaboracionismo de clase, hoy todavía no se ha dado cuenta de cómo las calumnias de los propagandistas del capitalismo sólo se levantan para aumentar su desconfianza en sus propias fuerzas, en la única lucha que le conducirá a la emancipación, la lucha de clases. Y cuando la lucha de clases se reanude de manera general, el proletariado demostrará su valía no en los sofismas vacíos de la discusión democrática, sino en la acción revolucionaria concreta, en la insurrección general, en la certeza de sus objetivos históricos.

Para ello sigue siendo fundamental el papel del Partido, de la dictadura de clase, del marxismo revolucionario, que ha proporcionado y proporciona a la clase obrera lecciones intemporales precisamente para la conquista de su poder. Esto también echará por tierra todas las imposturas que la burguesía ha compuesto para impedir su derrocamiento.

 


 

1) «Auschwitz o la gran coartada», publicado nel nº 11 del 1960 della nostra rivista teorica programme communiste, republicado en il comunista, nº 13, julio de 1988 y en El Programa Comunista nº 45 de marzo de 2004; disponible en opúscolo  de Reprint il comunista: «Auschwitz: il grande alibi della democrazia».

2) «A Berlino tira una brutta aria», il Manifesto, p. 4, 20 octubre 2023.

3) «Ciò che noi neghiamo e ciò che noi affermiamo», il comunista, n. 52, noviembre 1996; anche nel Reprint «Auschwitz: il grande alibi della democrazia». Reproducido en El Programa Comunista nº 44 de mayo de 2001: Auschwitz o la gran coartada: lo que nosotros negamos y lo que nosotros afirmamos

4) «USA, ebrei pacifisti invadono il Congresso, arrestati in 300», il Manifesto, p. 5, 20 octubre 2023.

 

26/11/2023

 

 

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