El terrorismo imperialista, en Irak como en Chechenia, alimenta el terrorismo nacionalista en una espiral de atentados, secuestros, hecatombes, represalia militar y horrores de todo género

¡ Y los proletarios pagan el precio más alto !

(Suplemento N° 3 de «El programa comunista» N° 45 ; Octubre de 2004)

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¡ Proletarios, camaradas !

 

Una enésima matanza de civiles inermes, de proletarios e hijos de proletarios, marca estos tiempos de crisis políticas y sociales, de crisis económicas y militares en la cual se agudizan cada vez con mayor violencia los contrastes nacionalistas e imperialistas. Tiempos en los cuales la violencia económica del capitalismo se mezcla progresivamente con un militarismo cada vez más acentuado y con reacciones burguesas de carácter terroristo cada vez más frecuentes, que son capaces de golpear sus adversarios del momento en sus propias capitales como ha sido el caso de las Torres Gemelas de Nueva York, de las estaciones de trenes en Madrid o del Teatro de Moscú.

1° de Septiembre de 2004: Osetia del Norte, región autónoma del Cáucaso ruso. Más de 40 guerrilleros chechenos ligados al fundamentalismo islámico ocupan, disparando, una escuela en el pueblito de Beslan, secuestrando más de mil personas, gran parte eran niños. Sus reivindicaciones: retiro de las tropas rusas de la Chechenia y liberación de algunos prisioneros políticos. La amenaza es de matar a todos los secuestrados en caso de que las exigencias no fuesen satisfechas.

El gobierno de Moscú declara buscar ante todo salvar a los rehenes, abriendo negociaciones a ultranza descartando el uso de la violencia. Pero no piensa retirar las tropas de Chechenia - país estratégico para Moscú dado que está atravesado por uno de los más importantes oleoductos que entrelaza el mar Caspio con el mar Negro. Al mismo tiempo, envía al lugar los famosos Spetsnaz, los comandos de los servicios secretos rusos; los mismos que, antes de la irrupción en el teatro moscovita de Dubrovka, en octubre hace dos años cuando un grupo de guerrilleros chechenos tomarán de rehenes a 800 personas, no lo pensaron dos veces para lanzar gases mortales matando 129 civiles.

3 de Septiembre de 2004: Luego que algunos rehenes tratan de darse a la fuga, siendo asesinados por los terroristas chechenos, se desencadena la incursión de los Spetsnaz; en una verdadera y real batalla por más de una hora se desarrolla la horrenda matanza, más de 200 muertos, casi 800 heridos, y el número de muertos destinados aumentar en lo que pasen las horas.

Desde Moscú y de Washington, en cada capital del llamado «mundo civilizado», se alza un grito: no al terrorismo, la democracia está en peligro, defendamos la democracia, la paz, la vida contra la barbarie del terrorismo…

Pero el «terrorismo» contra el cual se lanzan los burgueses «democráticos» no es sino un medio perteneciente a la violencia econ€mica y política utilizado sistemáticamente por todas las clases dominantes burguesas para imponerse unas sobre las otras sus propios intereses capitalistas, sus propios privilegios y supremacía. Lobo no come lobo, dice un viejo adagio popular; pero burguesía sí engulle, ¡y cómo!, burguesía; así se nutre - en la lucha por la competencia que se vuelve cada vez más desenfrenada a nivel mundial - sobre todo de competidores, de adversarios. Según la conveniencia política o económica, el terrorista de ayer se transforma en el aliado de hoy, o el aleado de ayer que puede transformarse en el terrorista de hoy y mañana volver a ser un aliado.

En su lucha competitiva los burgueses utilizan cualquier arma, justificándolo bajo el pretexto ideológico que hoy en las masas pueden más cuajar. Ayer, para los demócratas, el monstruo era la barbarie nazi; hoy es la barbarie terrorista. Pero ambas son hijas del capitalismo, hijas de la espasmódica tendencia a aumentar los beneficios, a prevalecer sobre la competencia, a acapararse mayores cantidades de riqueza producida por el trabajo asalariado del proletariado mundial.

 

¡ Proletarios, camaradas !

 

Las campañas de propaganda en defensa de la «democracia» - esta nueva y moderna religión - contra el « terrorismo » tienen como finalidad la de enregimentar al proletariado sobre el frente de la defensa de los intereses nacionales y específicos de la burguesía dominante respectiva; del mismo modo, las campañas de propaganda del islamismo contra la degeneración consumista y de las costumbres occidentales tienen como finalidad la de compactar a las clases laboriosas de los países en los cuales la religión islámica desarrolla el rol de cemento interclasista en torno a los intereses específicos de las facciones gurguesas en competencia con las otras clases dominantes burguesas, de Occidente en particular. El petróleo no provoca sólo la gula los grandes trusts imperialistas, sino tambien las apetencias de los jeques de los países cuyo subsuelo rebosa del oro negro.

Frente a las campañas de odio nacionalista que toda burguesía alimenta expresamente para ulizar al proletariado como masa de choque, y carne de cañón, en defensa de sus cínicos y mezquinos intereses capitalistas, los proletarios de cada país tienen una sola vía que tomar: contraponer la acción de clase, reconociendo a los proletarios de los « otros » países como sus hermanos de clase con los cuales combatir juntos contra las clases dominantes burguesas, sobre todo las del « propio » país. Jamás ha sido fácil para los proletarios esquivar los efectos devastantes de la ideología burguesa, sea la versión laica de la democracia, sea en la versión religiosa de la teocracia. Pero rechazar la unión sagrada con su burguesía es la única vía que puede permitir al proletariado reconquistar su independencia de clase y la capacidad de luchar contra las leyes de la ganancia, la competencia, del capitalismo, por una sociedad que no dependa ya de la explotación del hombre sobre el hombre.

 

( 5 de Septiembre de 2004 )

 

Partido comunista internacional

www.pcint.org

 

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