Drama corneliano(*) en la morada burguesa

( Suplemento Venezuela  N° 16 de «El programa comunista» N° 49 ;Mayo de 2012 )

 

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(…) hete aquí que el adalid del porvenir resultó ser un ávido resucitador de fantasmas (...)  exhumó el cadáver de Simón Bolívar, le quitó las telarañas a Fidel Castro, agitó la bandera apolillada del antiimperialismo y abrió la puerta a los ayatolás iraníes y a los fusiles rusos con la esperanza de revivir el espíritu de la guerra fría. Con semejantes referentes, no es de extrañar que la fórmula resultante haya sido un caudillismo clientelista con ramalazos del comunismo a la cubana (...) Venezuela, quinto productor mundial de petróleo, está hoy en el furgón de cola de América Latina. Tiene la inflación más alta del continente (27,5%) y su PIB registró una caída del 2,3% en 2010. A pesar de la devaluación decretada en enero (la segunda en dos años), y de los altos precios del petróleo, «los actuales niveles de gasto no son sostenibles y solo agravan los trastornos económicos», dice el Banco Mundial. (...) El Gobierno esgrime los avances registrados en la atención sanitaria y educativa gracias a las misiones (programas especiales con apoyo cubano). Pero después de 12 años en el poder, el chavismo no ha sido capaz de reformar la seguridad social, ni de hacer frente al déficit de más de dos millones de viviendas. Los subsidios a los pobres difícilmente suavizan una realidad cotidiana marcada por la criminalidad (una de las peores del mundo), la corrupción y los episodios de apagones y escasez. (C.f. «El resucitador de fantasmas», Maite Rico, 03/02/2011, El País.es).

 

Sin duda que  «El País» de España se ha destacado dentro de la prensa mundial por atacar a lo largo de su mandato, de manera visceral, al presidente venezolano. Sin embargo, pareciera ignorar que, a través del pétróleo, la Administración Chávez es una piedra angular del capitalismo mundial. ¡Un burgués puede equivocarse, pero toda la burguesía no! ¿Cómo, pues?

La respuesta se reduce a lo siguiente: la aversión por el presidente venezolano, que «El País» no ha cesado de «exhibir» en sus artículos, tiene en realidad la función de complementar la doble posición o ambigüedad sentimental de los burgueses hacia el chavismo: por un lado, atacan con fervor a Chavez, lo denigran personalmente, lo deniegan, le reprochan sus «larguezas» con las masas, se escandalizan por su propaganda «socializante» – tal como sucedió con el socialdemócrata Allende, en Chile (1), y por otro, lo utilizan como «pantalla» entre ellos y los proletarios «siempre ávidos de sangre, destrucción y saqueos, como todo el mundo sabe», viéndose obligados a aceptar que no hay nadie mejor que Chavez para defender y acrecentar sus negocios. ¡Como nunca antes! Chávez de su parte nunca ha dejado de recordar a los primeros, en las palabras y en los hechos, esta preciosa garantía. ¡Un pacto en todas sus letras! Y el pase de amabilidades es constante: para Miguel Pérez Abad, presidente de Fedeindustria, «todo empresario debiera ser chavista»... ¿Y para Santos, el presidente colombiano?: “¿quién iba a pensar que yo estaría rezando algún día por su salud? Yo, que había sido un gran crítico suyo”...  Sobran los comentarios.

El artículo aludido «narra» en mucho al gobierno socialista burgués de Chávez. Sin embargo, por ningún lado encontramos algo que indique lejanamente a quién realmente beneficia la política del venezolano...

 


 

(1) C.f. «Chile, a treinta años de distancia», www.pcint.org

(*) Corneliano:  «toda situación en la cual se enfrentan la grandeza de una pasión y el honor de un deber»... ( C.f. «Petit Larousse, 1998, p.264»

 

 

Partido comunista internacional

www.pcint.org

 

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