El sangriento fin del sandinismo y la necesidad de una orientación de clase

( Suplemento Venezuela  N° 23 de «El programa comunista» N° 53 ; Junio de 2018 )

 

Volver sumarios

 

 

La represión que viene desarrollándose desde abril en Nicaragua, se ha recrudecido a partir de mediados de junio, y es el hecho de la policía, los militares y las organizaciones ligadas al FSLN (Frente Sandinista de Liberación Nacional, el partido en el poder), en contra de las manifestaciones de protestas en toda Nicaragua, las cuales han dejado hasta ahora un saldo de , según la Comisión Interamericana de los derechos humanos (CIDH), 212 personas muertas (incluyendo adolescentes y niños) y más de 1300 heridos.

Las protestas comenzaron luego de instaurarse, por decreto del presidente Daniel Ortega, el 17 de abril, y por recomendaciones del FMI, una medida de «reforma» de la jubilación o pensión de vejez. Esta se pretende «equilibrada», ya que pide cotización a los patronos así como a los asalariados, pero esta reforma apunta ante todo hacia los trabajadores que vieron bajar sus pensiones en un 5% – con efecto retroactivo. Esta reforma destinada a reabsorber el déficit de la seguridad social, se agregaba a la alza de precios de la gasolina y a la baja de las ayudas sociales, medidas puestas en marcha desde 2017 que suscitaron un descontento que fue creciendo entre la población a medida que sus efectos (aumento del desempleo y la pobreza) se manifestaban.

La sangrienta represión de estudiantes que fueron los primeros en manifestar contra los ataques a las pensiones, suscito una indignación general y puso fuego a la pólvora. Las manifestaciones arreciaron en todo el país. La Iglesia católica, así como las organizaciones patronales (COSEP: Consejo Superior del Sector Privado) que hasta entonces había apoyado al gobierno, condeno la represión. De la suerte que, el 22 de abril, Ortega se vio obligado a echar para atrás la reforma. Pero esto no logro calmar los ánimos de los opositores que continuaron manifestando; decenas de miles de personas, jovenes en su mayoría, desfilaron al siguiente día, el 23 de abril, por la capital de Managua, así como en otras ciudades del país contra la represión y en solidaridad con los estudiantes. Las manifestaciones y cortes de rutas se amplificaron enseguida, mientras que la represión policías arreciaba, pero sin lograr acabar con el movimiento que se generalizaba y arrastraba a diversos sectores de la población: pequeños comerciantes, pequeños patronos al lado de proletarios, pidiendo que se vaya Ortega y manifestando bajo la bandera nacional.

A mediados de mayo, un dialogo «nacional» fue instalado con el apoyo de los Estados Unidos y la Organización de Estados Americanos (OEA), pero este fue interrumpido a los pocos días debido a que la sangrienta represión continuaba, así como el rechazo del gobierno a aceptar ciertas exigencias de la oposición.

El 14 de junio, la huelga nacional llamada por la «Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia», unión que agrupa organizaciones estudiantiles, patronales, campesinas y la jerarquía católica, tuvo gran éxito, paralizando a todo el país.

Luego de esta huelga, las reuniones en el cuadro del «dialogo nacional» se reanudaron. La oposición, que acepto el levantamiento de los cortes, pide elecciones anticipadas (proposición hecha por Ortega mismo).

 

 *        *        *

 

Nicaragua, con una población de más de 5 millones de habitantes, es el país más pobre de América Latina (después de Haití). Exporta esencialmente productos agrícolas y textiles: su primer socio económico son los Estados Unidos, y los primeros inversionistas. Hace unos treinta años este país estalló una potente revuelta que acabó derribando el régimen dictatorial de la familia Somoza, instalada y protegida en el país desde los años 30 del siglo pasado. Los guerrilleros del Frente Sandinista se pusieron a la cabeza de esta revuelta, pero para canalizarla e impedir que tomara un giro anti-capitalista, limitándolo prácticamente a la caída del dictador. Sin embargo, a pesar de las aperturas dadas por los sandinistas al imperialismo norteamericano, pese al carácter harto limitado de las reformas sandinistas (solo fueron expropiados los grandes propietarios mas ligados al dictador), el gobierno Reagan apoyó la luchar armada de los «contras» (partidarios de Somoza) contra el régimen sometiéndolo también a pesadas sanciones económicas.

El 1990, Daniel Ortega fue derrotado en las elecciones presidenciales; los 15 años siguientes fueron marcados por una política liberal y anti social desastrosa para la población desheredada (hambrunas, pobreza de un lado, corrupción y enriquecimiento del otro).

En 2006 Ortega regresa al poder; si bien su programa tenía un apéndice social nada desdeñable (salud, lucha contra el analfabetismo, etc.), en el plano político se había aliado con políticos de derecha y tomó a un viejo somocista como vice-presidente.

Para consolidar su poder, el partido sandinista se apoya en la Iglesia católica (el parlamento votará una ley prohibiendo el aborto, incluyendo razones terapéuticas) y el empresariado. El gobierno nicaragüense recibió felicitaciones por parte del FMI y las organizaciones financieras internacionales, la causa fue su política económica. Por este hecho el gobierno del pequeño país recibió una importante ayuda financiera de los Estados Unidos y organizara con este un plan de cooperación en diversos renglones. (1); esto no le impedirá recibir una importante ayuda de Venezuela (petróleo equivalente a un cuarto del presupuesto anual) y de tomar posiciones a nivel internacional llamadas «Antiimperialistas» –  en suma, totalmente burguesas – (apoyo diplomático a Libia y a Irán, etc.) siendo utilizadas como pantalla «de izquierda» en el plano local.

Los primeros años de la presidencia Ortega, fue el comienzo de un crecimiento económico. Las inversiones extranjeras aumentarán, atraídos por los bajos salarios y una política favorable a las empresas, aseguradas en el equilibrio de sus gastos ; alimentadas en parte por las remesas de los que emigran hacia Estados Unidos (lo que significa un 60% del presupuesto del país). Ortega fue entonces reelegido en 2011 y 2016 (en este último caso, fue elegido con su esposa como vice-presidente) – a pesar del deterioro de la situación de las masas proletarizadas, las críticas a la corrupción del régimen o de la oposición, o de la oposición al faraónico proyecto de construir un canal que rivalice con el de Panamá (2): el fuerte aumento de la abstención a las elecciones tenían sin ninguna duda un carácter proletario.

Pero la elección de Trump en los Estados Unidos (han reducido su ayuda que pasa, de 10 millones de dólares anuales a 200.000, y amenazan con sanciones a causa de su apoyo público de Nicaragua a Venezuela), conjugada a las dificultades economicas venezolanas (que han ocasionado la reducción drástica de su ayuda y la disminución de las exportaciones nicaragüenses hacia ese país), y a la baja de los precios de los productos agrícolas, han cambiado el panorama en este último periodo. El empresariado y el gobierno han hecho recaer sus dificultades economicas sobre los proletarios y las masas. El salario real medio tiende a bajar, y la pobreza es tal que un 60% de la población no podría pagarse la llamada «canasta familiar» que contiene los productos básicos vitales.

 

¡No al dialogo nacional!

¡Si a la lucha de clase!

 

El responsable de la suerte de los proletarios y de las masas pobres nicaragüense no es solo el clan Ortega y su corrupción: toda la clase burguesa ha inspirado la política gubernamental y la jerarquía política lo ha sostenido hasta el final. Hoy el sandinismo parece haber agotado su utilidad para el mantenimiento del orden social en Nicaragua. Las organizaciones patronales, la Iglesia católica, así como las organizaciones estudiantiles y otras que participan en el llamado «diálogo nacional», tienen como meta principal evitar la cólera generalizada contra la situación que sufren las masas, sin tomar una orientación anti capitalista y sin que tenga que transformarse en verdadera insurrección; es por esto que propagan el pacifismo frente a los crímenes de la policía y las bandas organizadas del régimen y es por ello que no preconizan otra alternativa que las elecciones anticipadas dentro de pocos meses y se presten para sacrificar al chivo expiatorio Ortega.

No son nuevas elecciones lo que puede modificar la situación de los proletarios y las masas explotadas, y esta perspectiva de nuevas elecciones no tiene otra finalidad que la de detener el movimiento en curso. Solo la lucha proletaria, sobre bases de clase, podría arrancar concesiones a los burgueses. Pero para esto habrá que romper con la mentira de la unión interclasista, la cual deja a los proletarios bajo el ala de los burgueses y pequeñoburgueses, hay que romper con la mentira de la unión nacional que solo sirve a los capitalistas.

Los proletarios y las masas nicaragüense han sido engañadas por las ilusiones interclasistas y nacionales en el curso de su prolongada historia de lucha contra el imperialismo y contra las dictaduras. Burgueses y pequeñoburgueses hoy siguen manos a la obra.

 Para que las víctimas del régimen sandinista no hayan caído en vano, para la gigantesca movilización de masas no termine por una enésima reparación de daños a la dictadura burguesa, para que sea posible acabar con la miseria, la represión, la explotación, no hay que contar con un cualquier «dialogo nacional» entre burgueses; no bastara con remplazar a Ortega por otro político:  es al capitalismo que hay que combatir, y el Estado burgués que habrá que derrocar, oponiendo la lucha de clase al dialogo nacional.

Y el primer paso en esta vía es el trabajo por la constitución de la organización de clase del proletariado, en unión con los proletarios de otros países, que viven la misma situación que los proletarios en Nicaragua.

24/6/2018

 


 

(1) Según una declaración oficial del gobierno americano, «el gobierno de Nicaragua y los Estados Unidos cooperan en el respeto a las leyes, la lucha contra el narcotráfico, el control de los flujos migratorios, la protección contra las catástrofes naturales, el mejoramiento del comercio y otros sujetos de mutuo interés» El mismo texto precisa que los «Estados Unidos son el socio económico dominante de Nicaragua con la compra de un 21% de sus exportaciones, suministrando un 32% de sus importaciones, 20% de sus inversiones, y la fuente del 50% de las remesas de todos los emigrados (según cifras desde 2017». Cf https://www.state.gov/r/pa/ei/bgn/1850.htm.

(2) El acuerdo para la construcción de este canal con una compañía china ha sido rodeado de obscuridad. Esto ha provocado la ira de los campesinos que estarían situados en el trayecto del canal, la oposición de aquellos que sospechaban la existencia de un vasto entramado de corrupción, así como el descontento de pequeño burgueses nacionalistas que protestan contra la subasta de tierras a los extranjeros. Pero este acuerdo parece haber periclitado y su millonario promotor chino desaparecido...

 

 

Partido comunista internacional

www.pcint.org

 

Volver sumarios

Volver catálogo de las publicaciones

Top