Virus corona: una epidemia que la burguesía no controla pero utiliza para aumentar su control político y social

( Suplemento Venezuela  N° 24 de «El programa comunista» N° 53 ; Marzo de 2020 )

 

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El nuevo coronavirus, al comienzo llamado 2019-nCoV (nuevo coronavirus 2019) y luego Covid19, es parte de una gran familia de virus que generan enfermedades que van desde el resfriado común hasta el síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SARS). Este virus apareció por primera vez en Wuhan, una gran ciudad industrial de la provincia de Hubei, en China.

En un principio fue notificado oficialmente por la OMS (Organización Mundial de la Salud) el 31 de diciembre de 2019; pero algunos medios (incluido el New York Times) revelaron que este coronavirus había sido identificado ya en octubre pasado; las autoridades chinas ocultaron la información durante más de dos meses, como en el caso del SARS en 2009, por temor a que esta nueva epidemia pudiera perjudicar los negocios... y esto es lo que sucedió en enero y febrero de 2020, no solo en China, sino también en la economía global, que ha sufrido y sufrirá daños significativos.

La historia del doctor Li Weuliang es bien conocida: fue el primero en informar de la aparición de este nuevo virus y del peligro de una epidemia. Por esta razón, fue arrestado y obligado por las autoridades chinas a retractarse públicamente. Al final, tuvieron que liberarlo y permitirle continuar sus actividades; pero, infectado él también, finalmente muere a principios de febrero. Dada la gravedad de esta nueva enfermedad y la facilidad con la que se extendió a Wuhan, China y otros lugares, debido a las múltiples relaciones comerciales que las empresas de esta ciudad tienen con el mundo, el problema no se pudo ocultar por mucho tiempo.

A 30 de enero, un mes después de que la OMS anunciara su presencia, según datos oficiales chinos, solo había 169 muertos en China, mientras que oficialmente hubo más de 7.000 casos de infecciones en el mundo (China, Hong Kong, Corea del Sur, Vietnam, Japón – el crucero Diamond Princess atrapado en el puerto de Yokohama con 3700 personas a bordo – y otros lugares).

Tras las diversas investigaciones de hospitales e institutos de todos los países, las posibilidades de detección de la presencia de este coronavirus se hicieron más efectivas. Como resultado, el número de personas detectadas con el virus ha aumentado considerablemente. Si el 12 de febrero el número de infecciones en todo el mundo se elevaba a más de 45.000 (incluyendo 44.700 en China) y las muertes a 1100, el 25 de febrero los pacientes identificados ascendieron a 80.350 y las muertes a 2705 el mayor número (2663) en China, principalmente en la provincia de Hubei, epicentro de la epidemia.

Como en el MERS y SARS anteriores, una vez más la ciencia burguesa se muestra sumisa – no puede ser de otra manera en la sociedad burguesa – a la economía de mercado, la economía del beneficio capitalista. El hecho mismo de que las autoridades chinas hayan ocultado la realidad durante meses ha provocado un gran retraso en la toma de las primeras medidas de intervención para limitar la propagación de la enfermedad; pero las mismas condiciones de vida, la higiene y la enorme masa de habitantes de esta megalópolis que se asemeja a un gigantesco hormiguero, facilitan la erupción de epidemias incontrolables que, gracias también a los medios de transporte modernos, se han propagado rápidamente a todos los países.

Una vez que la epidemia se generalizó, ¿qué hicieron las autoridades chinas? Aislaron ciudades y territorios: según los medios, los habitantes de Wuhan y la provincia han sido completamente aislados del resto del mundo, varados en sus hogares. Las ciudades y regiones de toda China se están convirtiendo en zonas militarizadas y sujetas a la ley marcial.

¿Y qué están haciendo las autoridades de los países donde aparecen brotes de epidemias, como Italia? Aíslan las ciudades y territorios circundantes, como sucedió en Italia en los diez municipios de Lodigiano y en el municipio de Vo’Euganeo, en la región de Padua. La decisión de Italia de bloquear vuelos hacia y desde China data del 30 de enero; Rusia lo siguió, cerrando sus fronteras con China y otros países asiáticos. Pero después de que se hayan identificado focos del coronavirus en Italia, Austria, Bulgaria y países que acogen masivamente a turistas de la Península como Mauricio, Seychelles, Jordania e incluso Kuwait, ¡han prohibido la entrada en su territorio a los italianos!

Es significativo que, frente a episodios como el nuevo coronavirus, y a fortiori cuando no tocan un solo país sino «al mundo entero», los medios se apresuran a informar, distribuir fotos, videos y entrevistas de todo tipo; alimentan así una exagerada inquietud por los acontecimientos que, en una sociedad donde la desconfianza, el miedo, la incertidumbre y la inseguridad están en todas partes, puede crear pánico fácilmente. La reacción más inmediata es rechazar el peligro amenazante que es «el extranjero», lo exterior al mundo restringido de la familia, el país o la capa social de la que formamos parte. Así que «¡dale al envenenador!» que en la época de la peste fue denunciado como responsable de la enfermedad, «¡dale al chino!» tomado por el portador de una epidemia mortal, o «¡dale al italiano! «, como sucede en estos días después de la aparición de brotes en Lombardía y Véneto: es el turno de que los italianos tan civilizados (entre quienes no faltan los racistas) sepan un poco lo que sufrieron judíos, romaníes e inmigrantes...

Por supuesto, una epidemia como esta no debe tomarse a la ligera, y eso también se aplicaría al sarampión, al cólera o a cualquier otra enfermedad.

Pero cada invierno se propaga el virus de la gripe de diferentes tipos que regularmente afecta a un gran porcentaje de la población, causando miles de muertes, especialmente entre los ancianos y los ya debilitados por otras enfermedades. Las muertes no atraen la atención de las autoridades y los medios: las vacunas ya están en el mercado y se venden muchos medicamentos para responder a los efectos de esta gripe. La cosa es diferente cuando aparece un nuevo virus; entonces, todas las compañías farmacéuticas del mundo se lanzan a la investigación para desarrollar una vacuna que pueda usarse y sobre la cual puedan obtener sumas astronómicas, especialmente si las autoridades casi obligan a vacunar a la población (como sucedió, por ejemplo, durante la gripe aviar). Como siempre, primero los negocios, ¡y mejor aún si el pretexto es la «salud pública»!

Pero hay otro aspecto en la forma en que la burguesía aborda situaciones de este tipo y concierne directamente al proletariado.

Con la propagación del coronavirus, un sentimiento general de miedo se extiende frente a lo que parece ser un mal que solo la sociedad capitalista puede combatir, con su ciencia y sus recursos, una sociedad que hace todo lo que tiene para salvar el máximo de personas posible...

Esto equivale a decir: proletarios, no tenéis más remedio que confiar en los capitalistas que tienen los medios financieros, económicos, políticos y militares para «protegeros» de estos males contra los cuales no hay prevención hasta que la ciencia no pueda desarrollar un antídoto y que este pueda ser utilizado contra futuras desgracias...

Porque el interés de la burguesía no se limita a los negocios, a las ganancias que derivan de toda desgracia, de toda catástrofe; se refiere también a la actitud del proletariado ante los problemas engendrados por estas catástrofes. La burguesía tiene interés en que el proletariado no solo se doblegue a las necesidades de la clase capitalista todos los días de su vida; sino que también debe estar convencido de que no hay alternativa a la dominación burguesa. Y, para lograr este resultado, la clase dominante usa todos los medios que han demostrado ser eficaces: desde las fuerzas del reformismo tradicional hasta los científicos remunerados para difundir el miedo y la creencia en la eficacia todopoderosa de la ciencia burguesa; desde el autoritarismo del poder con todas sus fuerzas policiales y militares, hasta las religiones que invitan a la población a rezar a un dios que, además de enviar desgracias a la tierra, tendría el poder de eliminarlas...

El capitalismo nunca cambiará; nunca organizará la sociedad de acuerdo con las necesidades de la salud de la humanidad: los negocios, las ganancias capitalistas son absolutamente contrarias a las necesidades de la vida y la salud humana. ¡Es el capitalismo el que debe ser cambiado! En otras palabras, este modo de producción y dominación social debe eliminarse definitivamente y reemplazarse por una sociedad centrada en las necesidades de la especie humana en una relación armoniosa consigo misma y con la naturaleza.

La burguesía sabe, por experiencia histórica, que el proletariado es la única fuerza social que puede enfrentarlo y derribar su poder político y militar. Al erigirse como una nueva clase dirigente, el proletariado puede llevar a cabo su programa político que tiene como primer objetivo suprimir a la burguesía como clase social, y no solo como clase dominante, y suprimirse a sí mismo como clase proletaria; en efecto, el nuevo modo de producción que establecerá la dictadura proletaria no se basará en la explotación del trabajo asalariado por el capital en una economía que transforma todo, incluidos los seres vivos, en bienes; se basará en las necesidades reales de la vida social de la especie humana, suprimiendo toda división en clases y, por lo tanto, toda explotación del hombre por el hombre.

Es solo en una sociedad así donde todos los descubrimientos potencialmente positivos pueden ser usados en beneficio de los seres humanos y no para el mercado (1) y que todas las actividades potencialmente dañinas para la vida presente y futura de la humanidad serán eliminadas. ¡La prevención tendrá entonces una importancia fundamental porque la nueva ciencia podrá hacer progresos imposibles para la ciencia burguesa ya que ella está totalmente condicionada por los intereses de la economía capitalista, que es una economía de la catástrofe!

 

25 de febrero de 2019 

 

 


 

(1) La prueba inmediata la tenemos en las declaraciones oficiales que han creado todo un revuelo en Chile: «El Ministerio de Salud de Chile informó este jueves que impondrá un precio tope para las pruebas del virus covid-19, lo que ha generado mucha polémica en el país suramericano no solo por el monto establecido, sino por el enfoque que ha tenido el Gobierno ante ese problema de salud pública.(...) El ministro de Salud, Jaime Mañalich, detalló que para evitar el ‘abuso’ de los centros médicos privados, este viernes se publicará en el diario oficial un monto máximo para las pruebas del coronavirus, que se ha fijado en 20.000 pesos chilenos (unos 24,55 dólares).

Cfr.: https:// actualidad.rt.com/actualidad/344348-polemica-chile-gobierno-tope- prueba-coronavirus?utm_ source= browser&utm_medium= push_ notifications&utm_ campaign=  push_ notifications

 

 

Partido comunista internacional

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