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Terrorismo de Estado y masacres: un binomio constante en la política burguesa israelí

 

 

El ataque militar israelí contra la Flotilla de la Libertad de las organizaciones pacifistas, encabezadas por la ONG turca Insani Yardim Vakfi, demuestra una vez más el carácter militarista y represivo por parte del único país democrático del Medio Oriente. Esta flotilla llevaba medicamentos y suministros para una población que, desde el 16 de junio de 2007, se muere de hambre, condenada a muerte en esta prisión llamada Gaza

 

La política israelí está dictada tanto por sus intereses económicos, como por sus ambiciones de potencia regional. Israel es ante todo la cabeza de playa de los intereses americanos en Medio Oriente, razón por la cual los Estados Unidos apoyan y protegen sin fallas a la clase burguesa dominante de ese país. Pero, con el correr del tiempo, el Estado hebreo ha desarrollado su propia política nacional e internacional, chocando inevitablemente con otras potencias y semi-potencias de la región; Israel vive en un choque permanente, si no es con Egipto, es con Siria, si no es con Arabia Saudí, es entonces con Irán o Turquía, pero a la larga sus propios intereses van a divergir profundamente de los intereses de los patronos imperialistas americanos. Desde hace mucho tiempo Israel ha combinado el talón de hierro con que aplasta a la población palestina desde hace cincuenta años, con una política de constante agresión militar contra los países vecinos, empeño que sólo es atenuado según la conveniencia política y el poder económico, primero, del imperialismo américano, y luego, de los euroimperialistas.

A setenta millas de la costa de Gaza, en aguas internacionales, los comandos de élite del ejército israelí han intervenido no sólo para impedir el viaje de las seis naves, sino ante todo para dar una lección ejemplarizante a todos aquellos que quieran enfrentarse por medio de la ayuda y la solidaridad concreta a la política israelí de represión a la población palestina, sobre todo aTurquía, que en los últimos tiempos ha cambiado de actitud respecto al conflicto de Israel: de país que sostenía a Tel Aviv se está revelando como un formidable y peligroso competidor suyo.

Hoy los medios de comunicación internacionales reportan que la intervención de las naves de guerra y de los helicópteros israelíes ha provocado 9 muertos y 48 heridos y que todos los componentes de la expedición pacifista han sido arrestados y posteriormente liberados. Los muertos y los heridos pertenecen a la nave que capitaneaba la expedición, la “Mevi Mármara” de bandera turca. Entre los participantes de la expedición había parlamentarios, escritores famosos, pacifistas más o menos conocidos, de distintos países… lo que ha contribuido a dar cierta notoriedad al hecho.

La crisis diplomática internacional no se ha hecho esperar. El jefe del gobierno israelí, Netanyahu, ha cancelado el encuentro con el presidente americano Obama para volver a Israel, el gobierno turco ha retirado a su embajador de Israel, la llamada “comunidad internacional” y la ONU han pedido explicaciones de este hecho, la UE ha exigido una investigación, la OTAN se ha reunido de urgencia, el Irán de Ahmadinejad perora por enésima vez contra Israel y en todo este juego político-diplomática que se pone en escena muy frecuentemente, siempre se encuentran los palestinos cuya piel se juega desde hace décadas en los enfrentamientos entre todas las burguesías del Medio Oriente.

A corto plazo, el gobierno islámico de tendencia fundamentalista de Hamas, que gobierna en la Franja de Gaza, tratará de sacar un beneficio político a estos acontecimientos - que ponen a la diplomacia israelí en gran aprieto a nivel internacional -, y así reforzar su control sobre las masas palestinas en Gaza, utilizando incluso el bloqueo, y abrir de nuevo negociaciones con Israel a fin de repartirse las tareas de mantener sometidas a las masas palestinas bajo la represión nacional, salarial y religiosa. Esto no es una buena noticia para el proletariado palestinense...

A pesar de su rivalidad económica y política, las burguesías palestina e israelita se turnan para explotar y oprimir cada vez más a las masas sin-reservas y sin-perspectivas de Palestina. La democracia israelí no tiene nada que aprender de los demás gobiernos burgueses del mundo. Las operaciones sistemáticas contra la Intifada y de represión militar antipalestina (la última de las cuales, denominada “plomo fundido”, ha revelado el uso de fósforo blanco utilizado ya por los americanos en Faluja, en Irak) demuestran una tendencia general de los gobiernos burgueses de las democracias post-fascistas: la tendencia a militarizar la sociedad, a ejercer un control social mediante la represión de los enfrentamientos sociales, a una gestión gubernamental de carácter autoritario y totalitario.

Por razones históricas ligadas a la formación de su Estado, en Israel esta tendencia es más evidente y más practicada que en que las utilizan sólo de manera excepcional contra las manifestaciones (en el G8 de 2001), contra los refugiados (como la embarcación de refugiados albaneses, hundida con sus tripulantes a bordo por un navío de guerra italiano, en aguas internacionales), o en las redadas a la caza de indocumentados.

Los métodos pacifistas y legalistas opuestos al autoritarismo, a la militarización de la sociedad, a la represión violenta de cualquier tentativa de organizar una solidaridad aún cuando sea pacífica y respetuosa de las leyes, muestran sistemáticamente su impotencia sustancial. En una sociedad en la que el dominio de clase capitalista implica inevitablemente el uso de todo tipo de medios ya sean democráticos, legales, violentos, ilegales o criminales para asegurarse el control social, la respuesta reformista, pacifista, respetuosa de las leyes que el mismo dominio de clase capitalista otorga para justificar su existencia y su propia defensa, no han tenido, no tienen, y no tendrán jamás posibilidad alguna de mejorar las condiciones de la clase proletaria respecto a su situación de miseria, de paro, de hambre, de auténtica esclavitud al servicio del beneficio capitalista. ¡Lo demuestra la misma situación de los palestinos en Gaza y en los territorios ocupados por el ejército y los colonos israelíes, lo demuestran las condiciones de poblaciones enteras llevadas a la desesperación por el hambre y la falta de seguridad en muchos países de la periferia del mundo capitalista industrializado, lo demuestra cada crisis capitalista que, en los mismos países capitalistas desarrollados, se abate sobre masas proletarias siempre más amplias y jóvenes!

La respuesta a la política de dominio de la burguesía y a sus métodos de gobierno tiene como premisa la reconstitución de una fuerza social de clase del proletariado: los proletarios tienen la posibilidad de volver a representar para sí mismos, y para toda la sociedad, una fuerza positiva, históricamente dirigida a la emancipación del sistema económico capitalista y de la sociedad burguesa fundada sobre él, con la condición de volver a luchar sobre el terreno del antagonismo de clase abierto, por los intereses de clase contrapuestos netamente a los intereses nacionales, “unitarios”, “compartidos” con las otras clases que en realidad no son sino los intereses de la clase burguesa mistificados por los mitos de una identidad nacional y por tradiciones que se fundan exclusivamente sobre la división de la sociedad en clases propietarias dominantes que explotan y golpean a las clases trabajadoras dominadas.

La respuesta a la política de dominio de la burguesía y a sus métodos de gobierno necesita de la reanudación de la lucha de clase, lejos de cualquier ilusión de progreso democrático, lejos de cualquier ilusión pacifista: al hierro y al fuego sólo se puede responder luchando con las mismas armas, pero con una finalidad exclusivamente proletaria de clase, fuera y contra cualquier desviación nacionalista, confesional, racial. La situación actual no permite a ningún proletariado tomar este camino todavía; pero la perspectiva en la cual se deben mover los grupos de proletarios más avanzados, en cualquier parte del mundo, es exclusivamente ésta.

El dominio de la burguesía se apoya en la apropiación privada de toda la riqueza social, y, mientras que este sistema – que es el sistema burgués, para cuya defensa se erigen los estados burgueses, no importa de qué forma estén organizados- se mantenga en pie, no habrá una emancipación verdadera y definitiva del proletariado de su esclavitud salarial, de la opresión burguesa, de la miseria y de la guerra. La lucha de clase proletaria, para que tenga una posibilidad de éxito contra cualquier clase dominante burguesa, en Israel y en cualquier país del Medio Oriente, en Europa o en América, en el Extremo Oriente o en África, deberá estar influenciada y guiada por el partido comunista revolucionario, el partido que en el tiempo y en le espacio representa hoy el futuro de la lucha de emancipación proletaria, el futuro de toda la sociedad humana, sin excepción.

Trabajar por la reanudación de la lucha de clases y por la reconstitución del partido de clase del proletariado es una batalla histórica, fuera de la cual sólo existen ilusiones, impotencia y desmoralización en las que se pierden cantidades colosales de energías – como los pacifistas de todo el mundo demuestran continuamente – sin obtener el auténtico resultado histórico decisivo: ¡el abatimiento del dominio capitalista sobre la sociedad!

¡Si no, entonces los imperialismos más fuertes seguirán atacando a las potencias más débiles, para someterlas a sus intereses; continuarán luchando internacionalmente entre sí, como despiadados competidores, hasta llegar a un enfrentamiento mayor, a la guerra imperialista mundial, con el fin de repartirse el mercado mundial de otra manera y volver a comenzar – después de las colosales destrucciones de la guerra – otro vertiginoso ciclo de producción de beneficios para los capitalistas, hasta la explosión de otras crisis catastróficas sucesivas, en una espiral que nunca acaba y bajo la cual la población mundial, constituida en su mayoría por la clase proletaria, seguirá siendo esclavizada, torturada, asesinada con el único objetivo de engrosar la cuota de beneficio que se embolsilla una pequeña minoría de capitalistas a nivel mundial!

 

 

Partido Comunista Internacional

de junio de 2010

www.pcint.org

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