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India: brote de violencia contra los musulmanes

¡Solo la lucha proletaria puede poner fin a los crímenes nacionalistas y racistas y emancipar a las minorías oprimidas, derrocando el capitalismo!

 

 

Del 22 al 26 de febrero, cuando el presidente indio Modi recibía al presidente estadounidense Trump con gran pompa en Nueva Delhi, los distritos proletarios en el noreste de la capital india, donde vive una gran minoría de musulmanes, fueron escenario de actos de terror racista. Bandas de nacionalistas extremistas hindúes se volvieron locos atacando a los musulmanes, destrozando y quemando sus hogares y negocios. Todo bajo la mirada de la policía que no intervino.

Los medios internacionales han hablado de “violencia intercomunitaria” o enfrentamientos religiosos. En realidad, los líderes locales del gobernante partido reaccionario supremacista hindú Bharatiya Janata (BJP) y la Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS), una organización nacionalista paramilitar hindú que es la columna vertebral del BJP, son directamente responsables de los actos de violencia. Durante semanas, han incitado a la violencia hacia aquellos que protestan contra la nueva ley de ciudadanía antimusulmana (CAA) del gobierno de BJP. Los ataques siguieron a un candente discurso en una manifestación de Kapil Mishra, del candidato del BJP perdedor en las elecciones regionales en Delhi a principios de este mes. Mishra exigió que la policía dispersara a los manifestantes que bloqueaban la vía principal de Nueva Delhi en protesta contra la ley reciente, o de lo contrario sus partidarios se encargarían de ello. Unas horas más tarde, estas amenazas se llevaron a cabo, primero contra los manifestantes, luego contra los residentes musulmanes.

El costo en vidas humanas es alto: casi cuarenta muertos, algunos quemados vivos en sus hogares, otros asesinados por balas, otros más allá linchados por matones que gritaban “la India para los hindúes”, “¡Gloria a Rama!” (consignas del BJP), más varios cientos de heridos.

Estas víctimas se suman a muchas otras que han sido golpeadas por la represión contra los opositores del CAA en toda India. Para facilitar las cosas, en vastas regiones del país, incluyendo todo Uttar Pradesh (230 millones de habitantes) y Karnataka (65 millones) y partes de la capital, el gobierno echó mano del artículo 144 del Código Penal, que prohíbe todas las reuniones de más de cuatro personas.

La causa principal de esta violencia no se encuentra en ninguna especificidad india o en una herencia de algún antagonismo centenario entre religiones. ¡No! La violencia étnica o religiosa es el resultado directo de la dominación del Capital.

 

LOS NACIONALISTAS HINDÚES PERPETÚAN EL “DIVIDE Y REINARÁS”…

 

La población india fue dividida en comunidades separadas y herméticas por los colonizadores británicos con una clara ruptura entre hindúes y musulmanes. Maestros en el arte de “divide y vencerás”, los británicos continuaron enfrentando a los indios de fe musulmana con el resto de la población. Esta política condujo a un baño de sangre durante la independencia de India y Pakistán. Uno o dos millones de personas perecieron en masacres o luego de desplazamientos masivos de poblaciones. Esto ha dado como resultado la creación de un Estado indio con una minoría musulmana que constituye casi el 15% de su población. 

El odio a los musulmanes es parte de la ideología del BJP. Este partido de extrema derecha es responsable de uno de los pogromos anti-musulmanes más sangrientos en la historia reciente del país. El jefe del BJP, el actual primer ministro Narendra Modi, estaba a cargo de Guyarat en 2002 cuando organizó una masacre intercomunitaria en este estado que probablemente causó más de 2.000 asesinatos de musulmanes en su mayoría.

Desde que tomaron el control del gobierno federal, se han multiplicado los crímenes antimusulmanes, los desalojos y las campañas de “reconversión” para los no hindúes. Los miembros de RSS y BJP actúan con impunidad, bajo la mirada impávida de la policía y los favores del poder judicial. A esta violencia extralegal se agrega la adopción de varias leyes que discriminan a los musulmanes. En el estado de Assam, el BJP estableció el año pasado un registro que priva a 4 millones de residentes de su ciudadanía (el número de registros permitidos bajó a casi dos millones).

En agosto, el gobierno revocó el estado de autonomía de Cachemira, un estado de mayoría musulmana en el norte de India. Este estatus fue inscrito en la constitución india desde la independencia, que vio nacer la división de esta región entre India y Pakistán, que ambos países reivindican y que ya han librado dos guerras por ella. Durante décadas, los enfrentamientos, la represión y las acciones guerrilleras se sucedieron en la Cachemira india y causaron la muerte de decenas de miles de víctimas. La abolición de la autonomía de Cachemira era una vieja demanda de los nacionalistas indios; cuando finalmente fue decidida por el gobierno Modi; de un día para otro los 13 millones de habitantes del estado fueron sometidos a un estado de sitio y miles de personas fueron arrestadas. 6 meses después, Cachemira todavía vive en estado de emergencia.

Finalmente, el 4 de diciembre de 2019, se promulgó la Ley de Enmienda de Ciudadanía (CAA – la Citizenship Amendment Act). Esta ley facilita el acceso a la ciudadanía para los refugiados, pero solo si no son musulmanes. Estos últimos están amenazados con ser declarados “apátridas”, perder todos sus derechos de ciudadanía y arriesgarse a ser detenidos y expulsados. Esto condujo a numerosas protestas y manifestaciones (a las cuales el gobierno respondió con una represión brutal) porque la CAA aparece como una etapa en el proyecto del BJP para excluir a los 200 millones de musulmanes de la ciudadanía o hacerlos ciudadanos de segunda categoría.

 

...ESPERANDO DISTRAERLOS DE LOS CONFLICTOS DE CLASE

 

La burguesía india utiliza el chovinismo hindú para vincular a los explotados con sus explotadores, y así favorecer los ataques burgueses.

Modi y el BJP llegaron al poder lanzando feroces ataques contra las condiciones de vida, trabajo y lucha del proletariado. Promueven la “terapia de choque” basada en “reformas estructurales” supuestamente para garantizar el rápido desarrollo de la economía nacional. Estas “Modinomics” fueron recibidas con aplausos por el FMI. La legislación social y la legislación laboral, que se habían otorgado en la independencia para evitar que las protestas sociales ganaran impulso, son atacadas en nombre de una “simplificación” de la legislación social para “facilitar los negocios”. Las pocas reglas relacionadas con los despidos, los salarios y las condiciones de trabajo han sido modificadas. El derecho a sindicarse también se ha reducido. Al mismo tiempo, los recortes drásticos en el gasto social, las privatizaciones y las reducciones masivas de impuestos a las empresas están aumentando.

Ante el inevitable descontento con estas medidas antiproletarias, descontento exacerbado por la brutal desaceleración económica en los últimos meses, el gobierno ha recurrido al viejo método utilizado por la burguesía en todo el mundo al acentuar su propaganda nacionalista y racista que convierte a los musulmanes en chivos expiatorios, agentes del enemigo paquistaní.

Los burgueses británicos usaban el “divide y vencerás” para asegurar el dominio colonial. La burguesía india hace lo mismo para mantener la brutal explotación del proletariado y las masas campesinas, y el BJP es el digno heredero de esta “democracia más grande del mundo”.

Contra estas divisiones étnicas, racistas y religiosas, el proletariado tendrá que afirmar su unidad y su solidaridad de clase, para poder luchar victoriosamente contra los ataques burgueses, ya sea llevados a cabo por los “fascistas” del BJP, los “demócratas” del Partido del Congreso o ... los falsos comunistas de matriz estalinista.

 

LA OPRESIÓN DE LOS DALIT Y LOS ADIVISIS CONTINÚA

 

Además de los musulmanes, la India también alberga a otras minorías de una naturaleza muy diferente: pueblos indígenas o tribales (adivasis) e “intocables” (dalits).

Los 80 millones de adivasis constituyen la población más pobre de toda la India. Viven en bosques, selvas y casi no tienen acceso a las escuelas, hospitales o servicios básicos, comenzando por el agua potable. La alfabetización es inferior al 25% y la desnutrición está muy expandida. Estas poblaciones son sometidas regularmente por medio de la violencia para obligarles a abandonar las aldeas y entregar sus tierras a la industria minera. Le queman las casas, los indígenas son internados en campos de detención como mano de obra para que los capitalistas puedan explotar las ricas reservas de mineral de hierro, carbón y piedra caliza, así como los yacimientos de bauxita.

La intocabilidad fue formalmente abolida por la constitución de la India, pero poco ha cambiado para la gran mayoría de los 220 millones de Dalits indios. El sistema de castas se estableció hace mucho tiempo en las aldeas rurales de la India. Las castas superiores dominan las castas inferiores y las innumerables subcastas, y los sin-castas, los llamados “intocables” son separados por la fuerza, socialmente y a menudo físicamente, bajo todas las castas. Tienen el papel especial y hereditario de trabajar en los campos de otras personas o hacer otros trabajos que la sociedad hindú considera degradantes. Deben vivir fuera de los límites del pueblo y no pueden entrar a los templos. A esto se agregan múltiples prohibiciones: acercarse a las fuentes de agua potable utilizadas por otras castas, sentarse a comer junto a una casta hindú o usar los mismos utensilios... Esta segregación es aplicada por violencia: cada 15 minutos se comete un crimen contra los dalit. Algunos son asesinados por andar en bicicleta, montar a caballo, usar sandalias, lucir bigotes...

 

LA “DEMOCRACIA MÁS GRANDE DEL MUNDO” ALLANÓ EL CAMINO AL SUPREMACISMO HINDÚ

 

Los chovinistas hindúes y los demócratas del Partido del Congreso (y sus secuaces de los partidos “comunistas”) son dos caras de la misma moneda.

Pocos años después de la independencia, los líderes del RSS, admiradores de Mussolini y Hitler, ofrecieron sus servicios al Partido del Congreso de Nehru, en nombre de la lucha contra el comunismo y del rechazo de la lucha de clases. El RSS creó, bajo la mirada complaciente del Estado democrático, sindicatos con el objetivo de fomentar sin tapujos la colaboración entre patronos y trabajadores. Más tarde, los matones del RSS hicieron campaña por el líder del Partido del Congreso, Indira Gandhi (la hija del primer ministro indio Nehru), en las elecciones de 1971 y 1984. Rajiv Gandhi, quien se convirtió en primer ministro después del asesinato de su madre, se unió luego a la cruzada RSS contra la mezquita Ayodhya. Construida en 1525, fue un símbolo de la presencia musulmana en la India y, como tal, blanco de los nacionalistas y religiosos hindúes. En 1985, su gobierno ordenó abrir a la fuerza las puertas de la mezquita. Luego emprendió su campaña electoral de 1989 en nombre del hinduismo. Esto trajo como resultado, en diciembre de 1992, la destrucción de la mezquita por una gigantesca multitud movilizada por el RSS, lo que provocó enfrentamientos violentos que dejaron casi 2.000 muertos, la mayoría de ellos musulmanes.

Hoy la defensa del “secularismo” por parte del Partido del Congreso y los falsos comunistas del PCI y del PCI (marxista) es completamente hipócrita. Al igual que su “oposición” a las medidas anti-obreras, que no son sino la continuación de sus ataques anteriores. Todos estos demócratas apoyaron, por ejemplo, la brutal represión contra los musulmanes de Cachemira que exigen más autonomía o independencia para la Cachemira india. Todos estos demócratas se han hecho los promotores del nacionalismo indio contra el Pakistán y Bangladesh musulmanes.

Todos estos demócratas y falsos comunistas tienen la sangre de los dalit y los adivasis en sus manos. El PCI (M) – Partido Comunista de la India-Marxista, escisión del Partido Comunista de la India, PCI) – en el poder en Bengala Occidental en 1979, masacró a cientos de refugiados hindúes dalit de Bangladesh. En 2006, los campesinos que resistieron la expropiación de sus tierras por Tata Motors, uno de los conglomerados capitalistas más grandes de la India, fueron arrestados y golpeados brutalmente, y una joven activista fue violada y asesinada. Al año siguiente, en esta misma región, los matones de PCI (M) se unieron a la policía para masacrar a unas 100 personas que protestaban contra el acaparamiento de tierras.

Además, PCI y PCI (M) apoyaron las ofensivas militares del gobierno contra las guerrillas maoístas que movilizan en gran medida a los Adivisis contra la usurpación de sus tierras.

 

UNA NECESIDAD: EL PARTIDO DE CLASE, INTERNACIONALISTA E INTERNACIONAL

 

La India nunca ha tenido un partido de clase. El Partido Comunista fundado en 1925 se sometió rápidamente al nacionalismo burgués. La construcción de un partido “obrero-campesino” fue seguida de la construcción de un partido nacionalista “popular”. Esta es la razón por la cual el PCI apoyó políticamente al partido del Congreso, al igual que el apoyo propuesto por el PC chino al Kuomintang, alianza que llevó al aplastamiento de los proletarios chinos en 1927. Esto los llevó inevitablemente a rechazar la lucha contra la opresión de los dalit. A finales de la década de 1920, estallaron protestas masivas contra la intocabilidad en el estado de Maharashtra. Los líderes del PCI se negaron a movilizar a los proletarios en esta batalla, presentando la lucha contra la opresión de las castas como un desvío de la lucha “antiimperialista”.

La constitución de un partido de clase, en la India y en otros países, debe romper radicalmente con esta tradición podrida de sumisión al interclasismo y al nacionalismo. Ella solo puede hacerse en la reafirmación del marxismo verdadero, de su carácter antinacional, internacional e internacionalista. No podrá realizarse sino bajo la bandera de la revolución comunista, contra la “revolución” por etapas o la transición pacífica.

 

Solo el proletariado puede atacar los cimientos del Estado burgués indio y dirigir las luchas de las masas campesinas, los dalit y la adivisis hacia la lucha revolucionaria contra el capitalismo.

Solo la revolución proletaria podrá ayudar a la masa de parias reducidos a la miseria y al hambre que los reformistas se esfuerzan lo mejor que pueden para mantenerlos en un atallodero donde la única revuelta posible sea de naturaleza religiosa o étnica, es decir, reaccionaria, y que solo conduzca una vez más a la victoria del capitalismo.

 

 

Partido Comunista Internacional (El Proletario)

1 de marzo de 2019

www.pcint.org

 

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