Francia. Frente a los capitalistas y su Estado, no bastan las manifestaciones-marcha o el bloqueo puntual de la economía: ¡es necesaria una verdadera lucha de clases!

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Frente a los capitalistas y su Estado, no bastan las manifestaciones-marcha o el bloqueo puntual de la economía: ¡es necesaria una verdadera lucha de clases!

El gobierno, actuando para los capitalistas (el MEDEF: «la reforma es indispensable»), está decidido a aplicar el ataque a las pensiones. Después del ataque a los parados, y antes de ir contra los proletarios ilegales, esta reforma forma parte de las medidas antiproletarias exigidas, en Francia como en todas partes, por los capitalistas para restablecer la tasa media de beneficio de la economía frente a una crisis que provoca cada vez más despidos y el empobrecimiento continuo de los trabajadores. El capitalismo sólo conoce una manera de superar sus crisis: atacar al proletariado aumentando su explotación y echándolo a la calle. Al mismo tiempo, las crisis agravan las rivalidades entre los capitalistas y los Estados burgueses hasta el punto de desembocar en guerras abiertas de las que Ucrania es hoy el ejemplo sangriento en Europa, junto a los enfrentamientos mortíferos que continúan en África y Oriente Medio.

Declarando que quiere prepararse para una guerra de «alta intensidad», el gobierno ha anunciado su intención de gastar 400.000 millones en 6 años para reforzar las capacidades militares del país, ¡justo en el momento en que quiere imponer su reforma en nombre de los indispensables ahorros que hay que hacer! El ahorro realizado en la piel del proletariado servirá en parte para aumentar el militarismo, preparar la guerra y engordar a los traficantes de armas. Los intereses proletarios y capitalistas son incompatibles, aunque todas las fuerzas burguesas y sus servidores quieran hacernos creer lo contrario: invitan a los proletarios a aceptar sacrificios en nombre de un falso interés común por encima de las clases, en nombre de la economía nacional o de la «patria» que hay que defender contra los enemigos extranjeros.

Pero los proletarios no tienen patria, ¡son solidarios con los proletarios extranjeros y su primer enemigo es su propia burguesía nacional!

Sólo se puede responder verdaderamente a los ataques capitalistas en el terreno de la lucha abierta y decidida, dando la espalda a los llamamientos a la «cohesión social» de la dirección sindical (Comunicado Intersindical del 22/2); la cohesión social, que es sinónimo de parálisis del proletariado, es el credo de los burócratas sindicales que preconizan la colaboración de clases: por eso han decidido escribir a todos los cargos electos del «arco republicano» (por tanto, de acuerdo con su apoyo a Macron durante las elecciones presidenciales, incluidos los cargos electos de derechas y los macronistas) ¡para que no voten esta ley! Por eso se ingenian en proponer otros medios u otras reformas para resolver el 'problema'. Pero no corresponde a los proletarios proponer soluciones a los problemas financieros burgueses; y no es del parlamento y de los diputados burgueses que pueden esperar la satisfacción de sus reivindicaciones, pero sólo de su lucha - ¡siempre que sea una lucha real, de clase contra clase!

Las manifestaciones-procesiones, por imponentes que sean, son tan impotentes como un «bloqueo» de un día del país o las huelgas aisladas y renovables. En 1995 fue una huelga indefinida en la SNCF con ocupación de los lugares de trabajo (estaciones, etc.) y un bloqueo total del tráfico, extendido a otras empresas, lo que al cabo de 3 semanas obligó al gobierno a retirar su plan de liquidar el seguro especial y eliminar miles de empleos ferroviarios: ¡ese es el ejemplo a seguir!

Es posible contrarrestar los ataques burgueses, pero a condición de que la lucha se lleve a cabo con métodos y objetivos de clase: huelgas indefinidas dirigidas por comités de huelga elegidos por los trabajadores y coordinados entre ellos, piquetes efectivos, ocupación de locales, extensión del movimiento para la defensa exclusiva de los intereses proletarios, etc.

Año tras año, los hechos han demostrado que dejar el destino de la lucha en manos de las direcciones sindicales colaboracionistas, unidas o no, sólo conduce a la derrota; ¡es más que urgente romper con las directrices de la colaboración de clases, organizarse independientemente de los servidores de la burguesía y emprender una verdadera lucha de clases!

Contra la «reforma» de las pensiones y contra todos los ataques burgueses, ¡lucha de clases en ruptura con las orientaciones procapitalistas de los sindicatos y organizaciones políticas colaboracionistas!

¡Unión en la lucha de todos los proletarios, de los sectores público y privado, empleados y desempleados, activos y jubilados, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, franceses e inmigrantes!

¡Aumento general de los salarios, de los subsidios de desempleo, de las pensiones y de todos los mínimos sociales!

¡Por la lucha revolucionaria contra el capitalismo, sus preparativos de guerra y su dominación imperialista, en unión fraternal con los proletarios del mundo entero!

Partido Comunista Internacional

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