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¡Solidaridad con la revuelta de los jóvenes y los proletarios de Argelia!

 

Después de las manifestaciones de protesta en Túnez tras la inmolación por el fuego a mediados de diciembre de un joven diplomado obligado para sobrevivir a trabajar como vendedor ambulante, manifestaciones en las que la represión brutal ha causado un muerto, es el turno de los jóvenes proletarios argelinos de salir a la calle sin temor de enfrentar a las fuerzas del «orden» burgués para gritar su cólera.

Mientras que en Argelia vienen de registrar oficialmente este año enormes entradas de dinero gracias a la venta de petróleo, la gran parte de población trabajadora vive en la pobreza. Después de años de inflación superior a las alzas nominales de los salarios, entrañando una bajada de los salarios reales, mientras que el paro causa estragos, sobre todo entre la juventud, que  la falta crónica de alojamiento deviene cada vez más intolerable y que la represión policial es constante ( el estado de urgencia está diariamente en vigor).

Esta situación ha sido originada durante años en los que vienen transcurriendo una serie de motines y escaramuzas locales, así como huelgas –huelgas que son cortadas  no solamente por la represión patronal y estatal, sino también por el sabotaje abierto y por las amenazas del sindicato oficial UGTA. El 3 de enero aún la UGTA condenaba la huelga provocada por los estibadores del puerto de Argel bajo el pretexto de que era imposible volver sobre un acuerdo pasado entre la empresa y los sindicatos.

Mientras tanto el gobierno pactaba un aumento de sueldo del 50% a los policías…

La subida brutal de los precios de los productos de primera necesidad ha sido la gota de agua que ha provocado la explosión de la cólera acumulada después de mucho tiempo: el precio del aceite ha aumentado el 20%, el del azúcar el 30%, incluso, el precio del café, las lentejas, las legumbres frescas, de la leche, etc…, se hace igual muchos días: «¡Dadnos el azúcar!» gritaban burlescamente ciertos manifestantes; en realidad ellos no querían bromear, sino gritar su rechazo a un orden económico y social que condena a las masas a una miseria creciente, al mismo tiempo que la burguesía se disputa las riquezas del país obtenidas gracias al trabajo de los proletarios, como revelan los escándalos regulares que se exponen en la prensa.

Sorprendidos por las manifestaciones que son esparcidas como una nube de polvo a través de todo el país, el gobierno ha guardado silencio durante 48 horas, antes de que el ministro de Juventud y Deportes no llamase el viernes a los jóvenes a «dialogar de forma pacífica» y que el sábado por la tarde el gobierno decidiera bajar las tasas a las importaciones de productos alimentarios para hacer bajar los precios (en primer lugar un regalo para los importadores).

Pero es contra el «malestar» en general, contra el desempleo, contra los bajos salarios, la miseria engendrada por el capitalismo que se producen estas manifestaciones; y las autoridades han demostrado cuál es la realidad del «diálogo», es la represión policial sangrienta; el ministro del interior ha admitido el sábado que tras 4 días de motines, hubo 3 muertos y centenares de heridos (sobre todo de policías según ellos). Los jóvenes manifestantes han comprendido bien la lección dada por los representantes de la clase dirigente: entre explotadores y explotados, entre proletarios y burgueses, no puede haber «diálogo», solo cuenta la fuerza. Y la fuerza potencial de los proletarios es inmensa, ya que toda la economía no reposa sino sobre su explotación. Entrando masivamente en lucha ellos tienen el poder de poner de rodillas al capitalismo y tambalear el Estado burgués que les defiende. Pero para ello la condición indispensable es la ruptura con las organizaciones y sindicatos vendidos a los burgueses, repeler las tentativas de recuperación interclasistas, ya sean islamistas, nacionalistas o democráticas, que no van a faltar, y organizarse de manera independiente sobre las bases clasistas.

El proletariado argelino ha dado ya repetidas veces prueba de su combatividad y de su capacidad para hacer frente a la represión; las luchas actuales y futuras muestran y mostrarán siempre más presente la necesidad de encontrar el camino de la lucha abierta contra el capitalismo y el Estado burgués, en unión con los proletarios de todos los países.

 

• ¡Basta de represión!

¡Viva la revuelta de los jóvenes y los proletarios argelinos!

• ¡Abajo el capitalismo!

¡Viva la revolución comunista internacional!

 

 

Partido Comunista Internacional

09 de enero de 2011

www.pcint.org

   

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