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Solidaridad proletaria con la lucha de los trabajadores de la escuela

 

 

El inicio del curso 2011 - 2012 está marcado por las movilizaciones y protestas contra los recortes en educación que están ejecutando las Comunidades Autónomas, al dictado de los grandes poderes económicos que rigen nuestros destinos. Los recortes son importantes en la mayor parte de las comunidades autónomas, aunque los más llamativos se han concentrado en aquellas comunidades que han recortado en personal y mano de obra (lo que finamente denominan "recursos humanos"). El panorama, sin embargo, no se reduce a estos recortes de personal sino que, como en el resto de organismos dependientes del estado y las administraciones públicas, el adelgazamiento de las cuentas es generalizado. Así, no es de extrañar que los Centros de Salud tengan cada vez menos personal para atender, que las asociaciones médicas (siempre solidarias -consigo mismo-) apoyen el copago o "cualquier otra medida tendente a mantener el actual sistema sanitario", tampoco que los despidos en Correos el año pasado sean más de 800 o que las plazas de "jubilación" se pierdan por el camino en cuantas oposiciones a los distintos estamentos de la función pública se realicen.

El recorte, siendo ahora más grave si cabe, empezó en junio: la bajada de sueldo a los funcionarios (el supuesto "5 % de media") ha significado la pérdida de poder adquisitivo de todos los funcionarios públicos y recortes de sueldo importantes (110 euros para quien cobraba 1.800; 70 para quien cobraba 1300; 50 para el de 1000...) tal y como están las cosas no es moco de pavo el pellizco que el gobierno  enajenó con la bajada de salarios de junio. Ante aquel primer recorte las movilizaciones fueron puntuales y escleróticas cuando no insignificantes: la huelga general de funcionarios fue seguida por poco más del 5% de los mismos...  La situación, ahora, para muchos trabajadores del sector público es bastante grave. Los recortes de personal anunciados (bajo el paraguas del "aumento de horas lectivas") significan realmente una importante cantidad de despidos: entre 3000 y 5000 interinos en Madrid, 800 en Castilla La Mancha, casi 1000 en Galiza,... otros tantos en Navarra y Cataluña. Esta medida supone, por tanto, el despido legal y sin finiquito de un gran número de trabajadores que, en muchos casos, llevan años trabajando en los Colegios e Institutos públicos.

La receta del capitalismo contra la crisis, crisis que es consustancial al modo de producción capitalista, basado en la obtención de un beneficio cada vez mayor, es siempre la misma: reducción de gastos.  Y el gasto que más se debe reducir, para cualquier empresario, sea público o privado, siempre es el mismo: el coste del trabajo humano, del trabajo asalariado porque es de la explotación más intensa del trabajo asalariado (por ejemplo, alargando la jornada de trabajo y aumentando los ritmos y las tareas para todos los trabajadores, por lo tanto aumentando la productividad para cada trabajador en particular, empleando menos trabajadores para obtener la misma cantidad de producción o de servicio o para obtener cantidades superiores, etc.) de donde el capital obtiene una cuota superior de plusvalor, por tanto, en definitiva, de plusvalía. En Castilla y León, y en otras comunidades en las que el recorte no es manifiesto, se ha reducido el presupuesto de los Institutos públicos o se mantiene congelado desde el año 2009, año del inicio de la crisis. El presupuesto de un Instituto de Enseñanza Secundaria de 500 alumnos, por ejemplo, lleva siendo el mismo desde el 2009: pero los alumnos han aumentado, el gasóleo está más caro, la tarifa eléctrica no ha dejado de subir y los servicios telefónicos e internet tampoco son gratuitos. Las Comunidades Autónomas, debido a la autonomía de los centros, obligan a cada instituto a ajustar al máximo el presupuesto. No recortan personal, pero congelan los sueldos; no se despide a nadie, pero las condiciones laborales y materiales de los Centros están entrando en un declive sin remedio. Hay decenas de institutos en los que los arreglos del edificio, de las pistas deportivas o de otras necesidades se han "pospuesto" por los siglos de los siglos. Hay departamentos didácticos que tienen un presupuesto 0 para comprar todo el material de un año; otros, con más suerte, disponen de 100 euros para todo. Pero está claro que el recorte de material e instalaciones no suele ser suficiente más que cuando las cuentas no están del todo mal y el ajuste es leve. Cuando la deuda pública es grande y el ajuste debe ser bestial, la empresa pública (y la privada) lo tienen claro: despidos, recorte de personal, bajadas de sueldo, más horas por el mismo dinero, más trabajo por menos... Y esto lo que está pasando ahora en las Comunidades de las que hablamos. El adelgazamiento del sector público es una exigencia de las políticas del capitalismo: el estado, que en tiempos de bonanza económica se permite realizar una labor de dominio difuso, a través de los resortes del llamado estado del bienestar (educación, sanidad…), en época de crisis reduce gastos, recorta ayudas, subvenciones e inversión y se limita a ejercer el papel fundamental que ostenta en la sociedad burguesa: garante del orden y agente para la protección de los intereses del capitalismo.

Contra estos recortes, las protestas están empezando a tornarse cada vez más duras y cotidianas. La jornada de lucha del 14 de septiembre en Madrid dio comienzo a un calendario amplio de movilizaciones planteado por los sindicatos mayoritarios en enseñanza (CCOO, STES, CSIF, UGT) que no deja de ser una añagaza: como atacar con hondas a un tanque. La jornada de lucha del día 20 se ha saldado con importantes manifestaciones en Madrid y Galiza, y manifestaciones sindicales en la mayor parte de capitales de provincia del Estado Español. En algunas comunidades, como en Navarra, el absentismo de ese primer día y otras protestas encubiertas forzaron la apertura desordenada (o el cierre) de docenas de centros (casi un 30% de los Centros públicos de la Comunidad tuvo problemas para iniciar el curso), en Galiza un Instituto no pudo abrir sus puertas porque a primera hora apareció inundado: habían reventado las cañerías en noches anteriores...   La huelga de los días 21 y 22 en Madrid ha tenido un importante aunque desigual seguimiento. Más del 50% del profesorado ha secundado el paro, siendo mayoritario en los pueblos y barrios del sur y casi testimonial en algunos centros del barrio de Salamanca y otras zonas del Centro. Estos datos apuntan hacia otro de los verdaderos problemas existentes en la educación pública. La gran disparidad de "estamentos" y situaciones que se producen en el interior de la profesión genera disparidad de condición social y laboral. Mientras muchos interinos, profesores jóvenes, maestros y otros tipos bajos cobran X, los jefes de Departamento, catedráticos o profesionales con 30 años de servicio cobran X+1, los secretarios y jefes de estudio X+2, los inspectores y directores X+3, etc... Por no decir de los administrativos (X-1), conserjes (x-2), limpieza y demás personal laboral. La división del trabajo en el capitalismo genera competencia y esta competencia entre proletarios es utilizada por los burgueses para rebajar salarios y condiciones de existencia y, en momentos como el actual, de lucha, para poner en marcha un ejército de esquiroles siempre prestos a reclamar su “derecho al trabajo”

Todos los trabajadores de la escuela, desde los profesores a los administrativos o a los bedeles, deben luchar unidos en defensa de sus condiciones de vida y de trabajo:

 

- contra los recortes salariales y contra los despidos        

- contra la precariedad, por la contratación indefinida

- contra la competencia entre trabajadores asalariados    

- por el aumento de los salarios, mayores para las categorías peor pagadas

 

Los trabajadores de la escuela, como todos los proletarios, son explotados cada vez más por la clase burguesa dominante, en el sector de la producción como en el de la distribución y de los servicios. Tienen el mismo interés que todos los otros proletarios –ya estén empleados en sector público o en el privado, sean precarios o desocupados-  en luchar contra el mismo enemigo de clase que no tiene ningún problema en bajar los salarios y en despedir a miles de trabajadores sólo para salvar a su Majestad el beneficio capitalista de la crisis de su sistema económico.

La clase dominante burguesa, sea cual sea el gobierno que afronta la crisis capitalista, no concederá nunca a los trabajadores asalariados ninguna mejora en sus condiciones de vida y de trabajo si no es por una fuerte presión que sólo la lucha proletaria de clase puede ejercer. En la lucha que la burguesía lleva a cabo en defensa de sus propios intereses de clase, los proletarios deben responder con la misma fuerza luchando exclusivamente en defensa de sus propios intereses de vida y de trabajo, dirigiendo sus reivindicaciones hacia objetivos unificadores como la lucha contra la competencia entre proletarios. Sólo así será posible superar las divisiones y la disparidad entre categorías y profesiones que el sistema social capitalista crea a propósito para enfrentar a los trabajadores asalariados unos contra otros, facilitándose de esta manera las posibilidades de bajar los salarios y de despedir.

Trabajadores de la escuela, profesores:

¡por el mantenimiento  de todos los puestos de trabajo! ¡por la mejora de las condiciones de vida y de trabajo de los trabajadores de la escuela!

¡por la subida de los sueldos más bajos!  ¡por la defensa intransigente de las condiciones de existencia del proletariado!

¡contra las medidas anti obreras de la burguesía!  ¡contra la competencia entre proletarios, por la reanudación de la lucha de clase!

 

 

Partido Comunista Internacional

4 de octubre de 2011

www.pcint.org

   

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